El portero, referente barrial

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Figura presente en nuestra vida cotidiana, el encargado de edificio cumple varias funciones además de la portería: estar, hacer y saber.

En la lista de actores barriales, el portero lleva el primer puesto. Su labor le sirve de excusa perfecta para estar al tanto de lo que ocurre y deja de ocurrir no sólo en la porción edilicia que monitorea con ojo clínico, sino en toda la zona de su incumbencia. Se lo proponga o no, este pintoresco individuo que suele acumular años de antigüedad gracias a la comodidad que le confiere su puesto, es testigo de situaciones sociales, laborales, cotidianas, amorosas, viales, climáticas y así hasta el infinito. Y la fuente de información local infalible, al menos para los habitantes del edificio.

No más portero, ahora es encargado

Sin edificio no existe el portero. Sin embargo, hay edificios que carecen de porteros. Aquí la pregunta: ¿es indispensable su presencia? ¿O bastaría con personal de limpieza a horario? Claramente no es lo mismo. Quien limpia se remite a una sola tarea: la que le fue encomendada. Y resulta que, además, no logra reunir variedad de condiciones en un único individuo: ser de extrema confianza, cartero, guardián de llaves, asistente de salud, consejero, cadete, habilidoso para solucionar percances domésticos, compinche con nuestros hijos…y encima , deja el piso perfumado con “ese” aroma cuyo origen no piensa revelar.

Protector del vecindario

Según el Sistema Argentino de Información Jurídica, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación argentina, el encargado es “quien realiza las tareas en el edificio en forma permanente y habitual, cumpliendo con el cuidado, vigilancia y atención del mismo”. El beneficio que lo diferencia de los trabajadores de otros gremios es el goce de vivienda, además del acceso a indumentaria y herramientas de trabajo. Entre otros menesteres, el portero tiene la obligación de controlar que “la casa esté en orden” y, al mismo tiempo, es vigilado por su empleador: el administrador del edificio, a quien le debe reportar toda irregularidad detectada.

Siempre alertas

También hay otra clase de porteros: del zoológico, del salón de fiestas, del boliche bailable, del cine, entre tantos otros. A quien seguramente jamás olvidaremos es al portero (o portera) de la escuela, quien nos recibía con un beso en la frente y nos hacía “el aguante” si el transporte escolar tardaba en retirarnos. Sin duda, son o han sido parte de nuestra vida.

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