Atrevido, el pez

FOTOTECA

Se presumía inocuo, pero no lo es. El pacú viene atacando al hombre donde más le duele.

Cuentan los periódicos y cadenas televisivas de alcance internacional que el pacú, pez originario del Amazonas, misteriosamente ha estado mordiendo los genitales de bañistas desprevenidos del sexo masculino. Este dato fue lanzado al mundo por un pescador de las aguas de Suecia y Dinamarca, quien abrió un debate sobre la veracidad del hecho, que fue rectificado por otro pescador de Illinois (Estados Unidos) y confirmado por especialistas del Museo Nacional de Historia danés.

Atracción fatal

Lo cierto es que este pez (cuyo nombre científico es Piaractus mesopotamicus) posee dientes alargados, similares a los humanos aunque más dañinos, y está causando cierta preocupación. Conocido como el “pariente amistoso” de las pirañas, es capaz de provocar importantes lesiones a individuos del género varonil que osen darse un baño en aguas abiertas. Dada su condición de vegetariano, expertos han decidido estudiar la procedencia de esta conducta, a partir de lo cual arribaron a la siguiente conclusión: los órganos reproductivos del hombre se le representan al pacú como nueces, su alimento favorito. Descartado el móvil de la ferocidad, aparece esta insólita revelación.

Anatomía

De escamas pequeñas, cuerpo plano y ovalado, su peso puede alcanzar 25 kilos. Si bien su dentadura es menos afilada que la de las pirañas y no ha sido de temer hasta hace poco, últimamente se ha comprobado que es capaz de trozar dedos y romper redes de pesca. Además de regodearse masticando nueces, el pacú gusta de frutos silvestres, otros peces, cangrejos y caracoles. Cuando muerde, es por hambre. Del mismo modo que los argentinos introducimos su carne en nuestro paladar, por considerarla exquisita.

Mbiraí, piraí o “pez chato”

El pacú no sólo habita en Brasil, sino también en Paraguay, Uruguay, Bolivia y la Cuenca del Plata en la Argentina, ya que es un pez migratorio de pequeña escala. Aún no se pudo averiguar cómo logró llegar a regiones tan alejadas de su hábitat, como corrientes de Europa y Oceanía, donde provocó pánico. Se sospecha que la especie fue introducida allí por el hombre de manera clandestina, provocando un impacto ecológico negativo.

Al tiempo que siguen trabajando, investigadores de la fauna marina recomiendan a los fanáticos del agua, autoprotegerse las partes íntimas. Cada uno descubrirá su método.

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