Cerveza negra: morochas legendarias

FOTOTECA

Nos deleita desde la lejana Edad Media. Diferentes clases y sabores de una bebida que atravesó océanos, costumbres y siempre permanece.

Hágame caso, mijito: Nada mejor para una noche de invierno que abrazarse fuerte a una morocha. Si no le cree a esta pulpera, que más sabe por vieja, créale a don Guinness, ése mismo que construyó un imperio. Un cervecero de ley, que rinde culto a la multiplicidad de sabores y colores (sea irlandés, alemán o más rioplatense que el tango), nunca estará lo suficientemente agradecido a la cebada y al centeno tostados.

Los inicios

Cuentan los que saben, que ya desde la Edad Media en Europa se comenzó a producir cerveza oscura y espesa como arrope. El antecedente más antiguo de esta sabrosa morocha que hizo famosa a la ciudad alemana de Brunswick es el mumme; un licor de avena, trigo, habas, huevos, tomillo y puntas de abeto. El mumme quedó asociado a efectos “milagrosos” y es aludido en varios poemas y óperas desde tiempo inmemorial. A mediados de 1700, Arthur Guinness, tenía poco más de 30 años y una herencia de 100 libras. Eso le bastó para abrir una cervecería en Irlanda: primero en Leixlip, luego en Dublín. Con la expansión de su negocio y la ayuda de una familia inglesa, optó por dedicarse casi exclusivamente a la fabricación de cerveza estilo porter. Fue así como se extendió a todo el mundo aquel brebaje a base de lúpulo y una malta muy tostada que a principios del siglo XVIII consumían los obreros portuarios londinenses.

El quid de la cuestión

Para elaborar las distintas variantes de cerveza negra, que pasan desde la porter; a la bock -más dulzona-; la irlandesa stout -impulsada con algo de nitrógeno- y hasta la dubbel -fabricada por monjes trapenses en Bélgica-, se utiliza malta tostada de color oscuro. Por lo general, también se caracterizan por tener un poco más de graduación alcohólica que sus primas rubias y rojas. La imperial stout, por ejemplo, puede combinar hasta 12 grados con notas de frutas secas y aroma a pasas de uva. La cerveza negra no faltó en las primeras cervecerías argentinas. “Ofrecemos al respetable público una mejoría en las calidades de cerveza, en sus dos clases, negra y blanca”, señalaba un aviso de la Gazeta Mercantil de Buenos Aires, allá por 1845. Los doctores aconsejan tomar cerveza negra a más de seis grados de temperatura.

Por eso insisto en que me haga caso: es ideal destaparla en invierno, con un plato suculento. ¡Palabra de pregonera pulpera!

Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?