Ciudad Oculta

FOTOTECA

Durante la Copa Mundial de Fútbol, la Junta Militar tapió sus límites con una alta pared para hacerla invisible a los turistas extranjeros.

Este asentamiento o villa de emergencia está ubicado entre los barrios de Villa Lugano y Mataderos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Nadie parece saber a cuánto asciende su población. El censo de 2010 hablaba de 20 mil personas, pero los mismos habitantes de “la Oculta” dicen que hoy son más de 40 mil.

Sus residentes llegaron en dos etapas. Entre 1930 y 1945se establecieron inmigrantes del interior del país junto con italianos, españoles, portugueses y armenios. A partir de 1980, se instalaron contingentes de países limítrofes, mayormente paraguayos y bolivianos, así como también argentinos de Misiones, Chaco y Formosa.
En el terreno de la villa se destaca un edificio enorme: el Elefante Blanco. Su historia compleja y desconocida comenzó en 1932, cuando una importante epidemia de tuberculosis afectó el sur de Buenos Aires. La Liga Argentina Contra la Tuberculosis organizó una colecta pública y obtuvo un subsidio del Congreso de la Nación, además del terreno de la actual Villa 15.

Comenzó, entonces, la construcción de un hospital, que se detuvo en 1939 por falta de presupuesto. Alrededor de la obra quedó un gran terreno vacío donde se establecieron viviendas precarias, dando lugar al nacimiento de un barrio de obreros y empleados de las empresas ferroviarias y de los frigoríficos de la zona. En 1948, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, el gobierno decidió retomar la edificación para convertirla en el hospital modelo más grande de América Latina; pero en 1955 con el Golpe de Estado se interrumpe el proyecto. El edificio de 14 pisos quedó abandonado y los habitantes de la villa fueron conquistándolo de a poquito, además ocupar el terreno baldío de sus alrededores.

En la Oculta, al Elefante Blanco lo llaman “El Hospitalito”. Un nombre afectuoso para referir a un edificio con gran potencial, que nunca se mantuvo y que actualmente presenta riesgos significativos para sus habitantes. Está ocupado por familias que sufren de problemas respiratorios por la humedad a lo cual se suman las amenazas de derrumbe. En la planta baja funciona un gimnasio y uno de los 40 comedores de la villa.

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