Micaela Chauque, con viento a favor

FOTOTECA

Considerada la mejor vientista del norte argentino, Micaela Chauque es un canto a la tierra: la suya. Desde el norte, con talento y corazón.

Es el aire norteño que copa sus pulmones, que le llena el alma de paisajes, colores y aroma a tierra. Es el viento que evoca el sonido de sus gentes, de su patria, de su mundo. Es Micaela Chauque, la música hecha emoción, la mujer hecha canción.

 

Corazón andino

Nació en la salteña localidad de Iruya, allá por 1890, pero los pagos jujeños de Tilcara la cobijaron bajo su regazo. Corazón quebradeño el suyo, el del arte que derrama sin mezquindades aquí y allá. Pues hace rato que Micaela Chauque traspasó las fronteras del norte; más llevando consigo ese ADN andino que tanto la caracteriza, que tan bien ha condensado en sus creaciones. Compositora, coplista y mejor ejecutora de quenas, sikus y anatas; son los instrumentos de viento sus más fieles aliados, incondicionales laderos en su artística cruzada: rescatar y difundir las tradiciones musicales del noroeste argentino.

 

Con M de mujer

Micaela Chauque es música, sí. Y en el más amplio de los sentidos (canta, baila, siente, vive). Más también es licenciada, docente e investigadora del folklore andino. Un camino de rosas que no por ello carece de espinas. Pues Micaela supo sortear que sortear, y con gusto, postas vacantes hasta su arribo: instrumentos que solo eran asunto de hombres también han pasado por sus manos, por su interpretación, por su corazón. Todo cuanto ha hecho de la buena de Chauque, a saber de entendidos, la mejor vientista del norte argentino. Y si de avanzada femenina hablamos, la cosa no termina allí, ya que Micaela es también integrante de la tilcareña Banda Sicuris de Mujeres María Rosa Mística. Nunca mejor dicho, una flor de iniciativa.

 

A prueba de fronteras

De norte a sur, de este a oeste. Y más allá de la silueta nacional, también. Micaela Chauque recorre el país y el mundo con su arte a cuestas, y no se ha andado con chiquitas en tamaña misión. Recintos de la talla del Teatro Colón y el Luna Park han gozado de su presencia. Mientras que, extramuros de Argentina, escenarios de España. Italia, Portugal, Alemania, Holanda, Inglaterra ya hasta Noruega, por el lado Europeo, también la han visto pasar a pie y música firme. México, Perú y Bolivia son algunos de los países latinoamericanos que se han dado el gustazo de tener a Micaela en sus filas artísticas. ¡Con decirle que Australia también le ha abierto sus puertas! Festivales, congresos, talleres, seminarios… Los motivos de visita, estadía y trascendencia son varios; aunque reunidos en torno a un factor común: su talento e inconmensurable deseo de transmitirlo, compartirlo, vociferarlo en el mejor de los sentidos.

 

 

¿Será que artista se nace o se hace? Cualquier esbozo de respuesta abrirá un debate añejo. Si acaso la tierra a la Micaela Chauque tanto rinde tributo, esfuerzo y corazón la ha congraciado con algún don, de seguro que ella ha sabido recoger el guante. Y en pleno peregrinaje artístico es que la vida la encuentra. Claro está, no sin los merecidos reconocimientos de por medio. Desde estas líneas, nuestro módico pero sincero aporte a la causa.

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