No hay merienda si no hay capitán

FOTOTECA

Un cómico de raza que, con su magia sutilmente transgresora, supo alegrar cada rincón del país.

La manera de hacer humor en la televisión argentina ha cambiado de manera notable los últimos 30 años. Lo que sigue inalterable es el recuerdo del mayor “capocómico” de la pantalla chica, Alberto Olmedo, quien con un humor simple, cotidiano y lanzado, hizo reír al pueblo argentino durante los años ’80.

El arte de improvisar

En sketchs carentes de megaproducciones pero cargados de ingeniosos libretos, “El Negro” Olmedo se desenvolvía como pez en el agua. Acompañado por un sillón y un compañero, era capaz de brillar de manera tan familiar que generaba complicidad con su público. La escasa escenografía era lo de menos. Este maestro tenía la capacidad de detectar los momentos clave para la improvisación, de modo que el texto original le servía apenas como lineamiento de la historia, en la cual mechaba chispazos humorísticos que dejaban sin aire a la platea televidente.

Genio de la TV

Nacido en Rosario, Santa Fe, en 1933, participó en más de cuarenta películas, aunque su máximo esplendor fue en TV, donde supo crear personajes que quedaron para siempre en el corazón de los argentinos. Capitán Piluso, el Manosanta, Chiquito Reyes, Rucucú, Alvarez y Borges, Operario Cordobés, el Nene, el Empleado Pérez, el Psicoanalista y Rogelio Rodán causaron sensación a lo largo de su carrera. La mayoría de estos roles pertenecieron al célebre programa No toca Botón, donde conformó una sólida dupla junto a Javier Portales y estuvo secundado por un elenco de bellezas tales como Silvia Pérez, Beatriz Salomon, Adriana Brodsky y Susana Romero en la época en que los cuerpos esculturales de la mujer no estaban intervenidos por cirugías. El recordado actor Adrián “Facha” Martel encarnaba al galán del grupo.

Un ser introvertido

Con la misma fuerza que fue amado, fue llorado por el país entero el día de su trágica muerte en el verano de 1988, cuando inexplicablemente cayó del undécimo piso de un edificio de Mar del Plata. Sus amigos revelaron, tiempo después, la timidez como característica principal de su personalidad. Curiosamente, una faceta opuesta a la de sus personajes.

Luego de 26 años de ausencia, sigue siendo el referente número uno en materia de comicidad. La magia de su carisma y talento sigue intacta a través de sus grabaciones, que elegimos volver a ver una y otra vez para regalarnos alegría.

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