San Telmo fue testigo de la primera vendimia porteña por el Clarín

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Como hacían los inmigrantes. En un local del barrio, varios clientes pisaron las uvas que darán en unos meses un vino patero orgánico.

Como hacían los inmigrantes. En un local del barrio, varios clientes pisaron las uvas que darán en unos meses un vino patero orgánico.

Por Pablo Novillo

En San Telmo, pero como si fuera a los pies de los Andes. Más de 100 personas participaron ayer de la primera vendimia porteña, en la que pudieron hacer su propio vino casero, desde la separación de las uvas hasta pisarlas en una batea, siguiendo el método tradicional.

La actividad se realizó en la pulpería Quilapán, que funciona como un tradicional restorán de campo pero también como un espacio para actividades culturales. 

La vendimia estuvo a cargo también de Fondo de Azcuénaga, una bodega urbana que queda en Morón y que también organiza cursos de fabricación casera de vinos.

La primera vendimia urbana comenzó a las 10 de la mañana. La gente se sentó en las mesas del patio de la pulpería y comenzó a preparar las uvas, separando el tallo y las hojas, lo que se llama “escobajo”.

Luego las volcaron en una enorme y antigua batea, que originalmente funcionaba para hacer pan, ubicada en el patio de la pulpería. Allí, los participantes de la vendimia se descalzaban, se arremangaban los pantalones y empezaban a pisar las uvas, como cuando los inmigrantes italianos, españoles y portugueses hacían el clásico vino “patero”.

Tras esa tarea, de los 400 kilos de uva malbec traída desde General Alvear, Mendoza, quedaron unos 200 litros de jugo, llamado “mosto”, que fue almacenado en barriles de plástico.

El domingo que viene llegará el segundo paso de la vendimia: el prensado, una especie de filtrado que se hace para separar el líquido del hollejo. Posteriormente el líquido quedará almacenado para que fermente, y así el azúcar se convierta en alcohol. Aproximadamente en octubre estará listo para que los clientes de la pulpería lo puedan tomar.

Será un vino natural y orgánico, como todos los productos que se venden en este establecimiento. El espacio abrió hace un año en una vieja casona reciclada, con patios, salones y hasta paneles solares y un antiguo aljibe. Además del restorán, en el lugar se organizan permanentemente degustaciones de alimentos y bebidas, y talleres con sus productores.

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