¡Si te digo apretá el pomo, es porque es carnaval!

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Fiesta popular que atrapa por su colorido, por la diversión y la liberalidad que instala en donde se propague.

El carnaval es una fiesta que históricamente viene ligada al calendario religioso del catolicismo puesto que se instala como un evento previo al llamado Miércoles de Ceniza, con el que se da inicio a la Cuaresma. Tradicionalmente la Cuaresma constituyen los 40 días previos a la Pascua dentro de los cuales se establecía la prohibición de consumir carne. Es así como la fiesta del Carnaval -de ahí deriva el nombre, de carne- es considerada como una especie de liberación para que todo el que tuviera aún carne en su cocina pudiera desbordarse consumiéndola ya que, como se sabe, no existían medios de conservación a largo plazo. De ahí su inicio y su evolución que alcanzó canales inesperados, sorprendentes y aún hoy, en constante cambio.

Desbordes líquidos

El agua y la posibilidad de mojarse libremente fue desde el comienzo de los carnavales nacionales, una premisa ligada a la festividad. Lo que hoy en día se trasladó a pequeños globitos plásticos, a los que se llena de agua y se revientan contra los adversarios, en una especie de guerra cómica, tuvo su origen en el vaciado de huevos y en su posterior relleno con agua de rosas. Allá por el 1771, las fiestas de carnaval habían sido autorizadas por el Gobernador Juan José Vertiz, solo si se realizaban de manera privada, pero los grades desbordes que incluían el uso de huevos podridos y hasta la ruptura de muebles, llevaron a que pocos años después, el Virrey Arredondo, limitara con una prohibición esas formas de expresión.
Cuestión similar sucedió cuando durante la Gobernación de Rosas, luego de promoverse los festejos, se tuvieron que prohibir los carnavales por los desmanes que se generaban. Las medidas preventivas existían pero no eran respetadas y se veían, en consecuencia, actos de vandalismo y actos impropios contra las mujeres, entre mucha violencia social. Claro que cuando en 1844 se prohíbe el Carnaval, la medida también vinculaba el alejamiento de los unitarios y solo finalizado el Gobierno de Rosas, se volvieron a promover los festejos con una modalidad que se mantuvo por más tiempo y que es la que gran parte de la población nacida en la década del 40 o del 50 recuerda como los momentos de mayor diversión sana de su juventud.

Las fiestas de Carnaval

No existían allá por los años 60 los boliches ni lugares para el baile tan masivos como existen hoy en día y si había una fiesta que todos esperaban para el encuentro, eran los bailes de Carnaval. Se festejaban en Clubes y todo el barrio se reunía en el evento que era la oportunidad para gestar nuevas amistades. ¡Cuántos matrimonios de hoy en día se formaron en los bailes de Carnaval! Otra actividad planificada por los jóvenes en esos tiempos era la preparación de algún número para el corso. Se armaban máscaras y disfraces y se presentaban frente a un jurado con un único propósito: la diversión y la alegría, cuando no también las ganas de ganar con la actuación de canto y baile. Cuando el 24 de marzo de 1976 los militares derrocan el gobierno constitucional, comienza la historia con la que se daría fin, por un largo período, a la fiesta de carnaval. Se quita el feriado pero se deja la posibilidad de un festejo más limitado los fines de semana. En el 2011, con la restitución de los días de feriado se gestó un nuevo impulso para la festividad que no para…

El mito que no cesa y resurge

Todavía me quedan recuerdos de los disfraces que mi mamá nos preparaba para que, saliendo a la calle principal del barrio, festejáramos junto a las comparsas locales, la fiesta de Carnaval. Es verdad que el agua, la espuma del Rey Momo, y las corridas entre niños viendo gente bailando al ritmo de los tambores se fue perdiendo, también por esa histórica línea de que no siempre todos se suman al mismo tipo de diversión. Seguramente vos también tengas tus recuerdos puesto que pese a las políticas dominantes, nunca desapareció el espíritu festivo en cada pueblo, barrio o ciudad.

El carnaval es grande y es pequeño. Dice Bajtín que el Carnaval iguala, puesto que detrás de una máscara, no hay diferencias, limitaciones y todos pueden liberarse de los condicionamientos sociales para sumarse a un mismo ritmo. En ese sentido el carnaval es grande. Pero también es pequeño. Cada provincia, cada región y hasta diría cada plaza, tiene su forma de expresión, su tradición y su música, que se mantuvo firme y constante a pesar del paso del tiempo y de la capacidad que tuviera de hacerse pública. Hoy las murgas pueblan las calles y es un modo de expresión que atrapa y cautiva. ¿Cómo viviste el Carnaval? ¿Cómo lo vivís? ¿Tenés una murga que te llene el alma?

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