Soplar y hacer botella

FOTOTECA

Pura literalidad para este dicho que lanza el interrogante. ¿Por qué las botellas de vino tienen 750ml? Cuando el tamaño sí importa.

Despojándose de exactitudes y redondeces, la estandarización de botellas de vino ha proclamado el universal contenido de 750ml. ¿Alguna certeza al respecto? Pocas, aunque muchas teorías. Y aquí las destapamos.

Inflando pecho

Las bondades de un copita de vino en la salud de todo ser humano resultan conocidas para entendidos y extraños en materia de enología. ¿Y si hablamos de una botella? En tiempos de la antigua Roma era casi una sana costumbre empinar el codo hasta consumir alrededor de 700ml de vino diluido por día. Claro que, en aquel entonces, los vinos apenas rozaban los 11 grados de alcohol; lo que se correspondería con beber media botella de los vinos de hoy. Así, aquellos 700ml se alzan como posible punto de partida para los famosos ¾ de litro que hoy parecen ajustarse al consumo de una pareja adulta. ¿Por qué es esto posible? Porque la anatomía humana también arroja otra versión capaz de justificar la imposición de los 750. Cuando las botellas se fabricaban mediante la artesanal técnica de soplado de vino, el pulmón humano era capaz de liberar, sostenidamente, un volumen promedio de aire que rondaba la cifra en cuestión. Lindo maero…

Convencionalismo

Apartándonos de supuestos fisiológicos, el hecho de que los 750ml se aproximen a la medida más utilizada por el sistema inglés -el quinto galón- es otro factor a tener en cuenta. Pionera en la industrialización de botellas de vino, Inglaterra ha sabido instalar sus máximas a la hora de estandarizar una medida que evite dolores de cabeza. ¿Cómo hacer para tasar bebidas a nivel internacional si los envases entre los países no coinciden? Onzas y decimales de litros, entre otras unidades de medidas, dieron tregua a los industrializados países europeos allá por 1970; cuando se determinó que el formato universal de envasado de vino sería de 750ml. Así, ¾ y para todo el mundo y fin del problema. ¿O principio? Es que el lío quedaría, desde entonces, puertas adentro de las bodegas. Sí, allí donde reina el litro (tanques, capacidad de bombeo, etc.) y siempre sobra 1/4. Entonces… ¿Cuántos litros de vino implican la exportación de una caja estándar con 12 botellas? Apenas nueve. ¡Una calculadora por aquí!

¿Calidad vs cantidad?

Ahora bien… ¿En que influyen las mediciones sobre la calidad del vino que llega a nuestros paladares? La capacidad del envase en que esta bebida fermenta no es dato menor: a menor tamaño de botella, mayor será la evolución del vino. Mientras que cuanto más grande es el recipiente, más lento resulta el envejecimiento. ¿Qué resulta más conveniente? Por un lado, se ha comprobado que un vino 750 ml presenta mayor calidad que uno de litro. Por otro, hay quienes afirman que los vinos envasados en botellas 1,5 litros (Mágnum) poseen una evolución más favorable, conservando mejor sus aromas, cuerpo y sabor. La explicación radica en que la cantidad de oxígeno que posee la botella Mágnum es similar a la contenida por la botella convencional, aunque la cantidad de vino se duplica. Por lo que una menor proporción de bebida tiene contacto con este gas.

Por todo lo dicho es que, valga la redundancia, no está dicha la última palabra. En el saboreo de los afortunados degustadores -los profesionales y los de entrecasa- quedará el criterio de elección. Eso sí, ya estamos avisados de algo: en materia de vinos, el tamaño importa.

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