Alfajores de miel, sacudiendo el recetario

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Sabor, dulzura y nutrición ¿Se puede pedir algo más? Rompiendo con los clásicos moldes, estos alfajorcitos de miel son golosina autorizada.

Adoptado por los argentinos cual dulzura propia, el alfajor es la absoluta debilidad de todo goloso…y hasta de aquellos que nos lo son tanto. ¿Será que es posible agregar una pizca más de sabor a esta reliquia de la repostería? ¡Claro que sí! A puro destello y suavidad, la miel aporta nutrición y sazón a un clásico de clásicos.

Bomba nutritiva

¿Quién dijo que lo rico quita lo sano? Para prueba de ello, nuestra receta del día. A sabiendas de los beneficios propios de la miel -cuyo inventario contempla proteínas, vitaminas, aminoácidos y enzimas, ente otras sustancias- , le proponemos incorporar a su cocina las bondades de la miel orgánica. ¿En qué se diferencia de su versión industrial? En que su procesado en frío permite que todos sus nutrientes se conserven de modo inalterable; a lo que se suma la ausencia de residuos químicos. Combinación que resulta en un sabor mucho más auténtico y potente. Aquel que habrá de colarse en la tradicional fórmula del alfajor; y con un acompañante de lujo: las almendras. Zinc, hierro, calcio, magnesio, fósforo, potasio… ¿Todo aquello cabe en este diminuto fruto seco? Así es. Aportando su propia dosis de dulzor, estas buenas mozas no irían a ausentarse de este compendio de nutrición y sabor. Sin más rodeos, compartimos con usted el paso a paso de una verdadera delicia.

Tomando nota

  • Manteca (100 gramos)
  • Almendras (150 gramos)
  • Huevos (2)
  • Yemas (2)
  • Harina Leudante (250 gramos)
  • Miel (50 gramos)
  • Ralladura de limón (una cucharadita)
  • Azúcar impalpable (150 gramos)
  • Mermelada de frutos rojos en cantidad necesaria

Procese las almendras con el azúcar impalpable. Luego, incorpore la harina ya tamizada (si no cuenta con tamiz, puede utilizar un colador) y mezcle. En un recipiente aparte, prepare una “crema” con la manteca y la miel. Incorpore los huevos, las yemas y la ralladura de limón. Agregue a la preparación de harina y almendras, y mezcle de manera envolvente. Forme un bollo y deje reposar un tiempo en frío. Luego, estire la masa y corte las tapas de alfajores. ¿No tiene un molde para hacerlo? A no desesperar, puede utilizar un vaso o taza boca abajo para marcar los círculos. Acto seguido, coloque las tapitas en el horno y cocine hasta que estén secos. ¿Cómo comprobarlo? Inserte delicadamente en la punta de un cuchillo sobre la masa, si al retirarlo está húmedo, las tapas aún no están listas. Cuando el cubierto salga sequito, ya puede apagar el horno y retirar.

Una vez que las tapitas se hayan enfriado llega la hora del relleno. ¿El turno del viejo y querido dulce de leche? En esta ocasión, lo sorprendemos con una innovación acorde a esta receta fuera de manual. ¿Qué tal aportar un poco de acidez a tanta dulzura? Unte las tapas con abundante mermelada de frutos rojos o arándanos, únalas suavemente y listo el alfajor. ¡Y qué alfajor! Rico, saludable y caserísimo. Una pinturita.

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