Argentino se dice Malbec

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La cepa insignia de la Argentina tiene sus orígenes en el viejo continente. Un largo viaje hacia la gestación de este orgullo nacional.

En un país donde el disfrute del buen vino es casi una cuestión de culto, el incomparable Malbec debía decir presente. Y de qué manera: Argentina es poseedora de la mayor superficie de Malbec en el mundo. Orgullo de exportación…y de importación.

¿Cómo es eso?

La cepa originaria de nuestro protagonista es originaria del Sur Oeste francés, en donde es llamada Côt. Gracias a su intenso color y oscuros matices, los vinos resultantes de esta variedad fueron llamados “vinos negros de Cahors”. Propios de la Edad Media y en auge durante la modernidad. ¿Cómo llegamos a la Argentina del siglo XXI? Aquí develamos la respuesta.

Cruzando el océano

Fue a mediados del siglo XIX cuando el Presidente Domingo Faustino Sarmiento decide contratar al Ingeniero Agrónomo francés Michel A. Pouget. ¿El objetivo? Fundar una Quinta Normal y Escuela de Agronomía en Mendoza. Así, de la mano de Pouget, Argentina se convertiría en el único país poseedor de auténticas cepas provenientes de Francia. Y su permanencia no sería casual: el Malbec se adaptó fácilmente a las condiciones geográficas aquí presentes, lo que permitió que se produjeran vinos de hasta mejor calidad que en la mismísima tierra francesa. Así es como el Malbec ha sido cultivado desde la Patagonia hasta Salta; a la vera del cordón cordillerano de los Andes. Y las consecuencias están a la vista: nuestro país es actualmente el principal productor de Malbec del mundo; seguido por Francia, Italia y España.

Con el mapa en la mano

Poniendo la lupa sobre las zonas cultivadas de nuestro país, Mendoza se alza como líder: en ella se concentra el 85% de los cultivos de Malbec. Le siguen San Juan, la dupla patagónica Neuquén-Río Negro, Salta y La Rioja. De esta manera, el Malbec se presenta como huésped de lujo en tierras mendocinas. Más precisamente en Luján de Cuyo, la primera “Denominación de Origen” en América (denominación que impone alto nivel en la calidad de los vinos). Aquí el Malbec presenta un color intenso, expresando los sabores de la fruta negra. Mientras que el vecino Valle de Uco nos ofrece un vino más elegante, mostrando notas especiadas y florales bien marcadas.

Un mundo de sensaciones

El color oscuro intenso distingue al Malbec como un sello de personalidad. Mientras que sus aromas evocan a cerezas, frutillas o ciruelas. ¿Qué nos aguarda en la boca? calidez, suavidad y dulzura. Un sabor altamente frutado con ciertos tonos a café, vainilla, café y chocolate cuando se añeja en madera. ¿Qué colocar en el plato ante tal explosión de sabor? El Malbec es un inmejorable compañero de carnes rojas, quesos duros y pastas con salsa de tomate.

No quedan duda que el Malbec ha hecho una adaptación casi perfecta a su patria adoptiva: sus suelos, su clima, sus platos más típicos… ¡y los paladares de sus habitantes! Esos que lo ha convertido en un argentino de ley.

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