Casa Rosada, hogar dulce hogar

FOTOTECA

Mundialmente reconocida por su color y majestuosidad, la Casa de Gobierno guarda un vasto bagaje histórico en sus entrañas.

¿De quién habrá sido la idea de pintar de ese color la Casa Rosada? Argentinos y extranjeros seguramente han disparado ese pensamiento alguna vez y no siempre les fue develada la incógnita. Fue el ex presidente Domingo Sarmiento quien asumió la responsabilidad de enaltecer la imagen de la sede presidencial, brindándole personalidad al adornarla con jardines, rodearla de rejas y enfundarla en un particular tono rosado, logrado mediante la mezcla de cal y sangre bovina propia de aquellas épocas.

Cuatro siglos de historia

La Casa de Gobierno ubicada en Balcarce 50 de la ciudad de Buenos Aires fue edificada sobre el mismo terreno donde Juan de Garay levantó el fuerte de Buenos Aires en 1580, que fuera utilizado oportunamente como residencia de gobernadores y palacio virreinal. En 1873 se empezó a construir la estructura del edificio actual, que estuvo a cargo del sueco Carlos Kilhberg, casi al mismo tiempo que el Palacio del Correo. Aunque no parezca, la Casa Rosada presenta una asimetría originada por la unión de ambos edificios en uno, mediante un arco central ideado por el ingeniero Francisco Tamburini en 1884, creador del Teatro Colón.

Distribución edilicia

En 1898, Julio Argentino Roca inauguró oficialmente la Casa Rosada como sede del Poder Ejecutivo Nacional y cuarenta años después, fue declarada Monumento Histórico Nacional. Técnicamente, ocupa una manzana: frente a Av. Paseo Colón se ven cuatro niveles y frente a Plaza de Mayo, tres. Hacia el lado sur, se encuentran las dependencias menos relevantes, y hacia el norte, las más importantes. En el subsuelo se despliega un Museo donde se conservan vestigios del viejo fuerte, como bustos y objetos personales de los primeros presidentes argentinos. La edificación respira a través de su “Patio de las Palmeras”, denominado así por estar decorado con cuatro ejemplares de las autóctonas palmeras Yatay.

Las huellas que el tiempo se llevó

Hace poco la calle Balcarce se convirtió en peatonal, y desde entonces el transeúnte tiene la posibilidad de acercarse a los rostros sin gesto de los caballeros pertenecientes al Regimiento de Granaderos a Caballo del General San Martín que conforman la Guardia de Honor, custodia presidencial desde 1907. Lo que nadie jamás podrá descubrir son los rastros más hondos de los últimos siglos que, debido a las refacciones sucesivas en tiempos acotados, quedaron enterrados bajo esta obra arquitectónica monumental que hoy es la Casa Rosada.

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