Che, bandoneón

FOTOTECA

De inigualable expresividad musical, este símbolo lleva consigo la tradición del tango argentino.

El tango es tango porque suena a bandoneón. Un sonido que va más allá de lo musical, que invade el plano de las emociones transmitiendo sensaciones de nostalgia, amor o tristeza; de pasión, soledad o resignación. Su aspecto mágico radica en que -con la única ayuda de un intérprete y sin la necesidad de un texto que lo acompañe- logra contar una historia. Como en todo arte, la manera en que el mensaje es “leído” por el receptor queda librado a su propia sensibilidad.

Una orquesta dentro de sí

Elemento indispensable en la orquesta de tango, el bandoneón es una variedad del acordeón, ambos junto con la concertina, pertenecientes a la familia de lengüeta libre. Se sabe que fue creado por Hermann Ulgh y Carl Zimmermann en 1835 y patentado poco tiempo después. En aquellas épocas, reemplazó al órgano en los eventos religiosos y callejeros, por la comodidad de su traslado. El alemán Heinrich Band fue quien lo difundió y un fabricante lo armó en un taller llamado Band Union. Dado este juego de palabras, hay dos hipótesis acerca del origen de la definición “bandoneón”: que deriva del nombre de aquella pequeña fábrica, o del apellido de su principal promotor, el mencionado Band.

Fisonomía

El Bandoneón es un aerófono portátil con teclas, accionado con dos cajas armónicas de madera en cuyo interior vibra una serie de lengüetas metálicas. Actúa por la acción del aire provisto por el fuelle que contiene. El bandoneón actual es producto del desarrollo constante, que le otorgó 71 teclas y 142 voces.
Llegó a Buenos Aires en 1870, en un contexto musical que desconocía su funcionamiento y su técnica, donde halló un terreno “virgen” para recibirlo, sin predecir que décadas después se convertiría en uno de los productos argentinos más significativos para la historia del país. La coronación de su popularidad fue la simbiosis que generó con el tango, estilo que le dio una notoriedad sin precedentes.

Con el tango a todas partes

Dado que ya no existe la fabricación nacional, los bandoneones se importan de Alemania. Hoy, tanto en Argentina como en Uruguay, es utilizado con devoción por tangueros que se sitúan sobre la huella de Astor Piazzolla, ícono nacional de esta destreza artística. Aunque con un cambio de hábito en relación a viejos tiempos: ya no se ejecuta colgado del cuello, sino sobre el regazo, desde donde vibra su corazón.

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