Durante el siglo pasado el Escondido se bailó en todas las provincias argentinas. Este baile lució en espacios rurales y también en las clases altas como baile de salón.
Su forma de baile, picaresco y un tanto cómico queda en evidencia con su compañero escondido. Antiguamente en el momento del zapateo o zarandeo cuando uno de los compañeros se esconde, solía entrar una tercera persona hasta el final de este momento y recuperaba su lugar quien se ocultaba. En otras ocasiones, quizá como espectáculo, se efectuaba realmente el escondimiento y el bailarín desaparecía; se detenía entonces la música y el compañero salía a buscar al escondido, con gran contento de la concurrencia. En algunas regiones era también costumbre que, a volver el hombre después de esconderse, diera un “maullido”.
Se lo clasifica como danza de pareja suelta. En el desarrollo del juego coreográfico el hombre simula cortejar a la mujer y la hace objeto de sus atenciones a través de las esquinas y en las vueltas, en las que la persigue ágilmente, buscando una correspondencia que al fin consigue en la coronación.
Clase online
