29.07.2019 00:32 | HSM Realizaciones – Daily Travelling News |
Remodelada en el 2012, y convertida en pulpería, es un espacio gastronómico colmado de antigüedades que inundan todos sus rincones. Desde objetos encontrados durante la obra de restauración, hasta objetos donados o comprados, auténticos de una historia argentina, que arrastran en cada uno de ellos el paso de los años, de costumbres, de inmigrantes, de familias que han pasado por ella dejando anécdotas y huellas.
David Borée, encargado del lugar y anfitrión de las visitas guiadas, explica con su acento francés, que
ésta casona antigua albergaba a diez familias, tuvo varios dueños, fue casa y negocio de panadería de familias armenias, tintorería, taller mecánico y taller de arte (Fundación San Telmo). Era un PH, con estilo colonial, esos de los tipo “chorizo” que el paso del tiempo fue acomodando a las necesidades de quienes lo habitaban.
El coleccionista de arte moderno Jorge Helft, sobrino de Paul Rosenberg, y a su esposa Marion Eppinger recicló la casona en 1979 para abrir la fundación San Telmo. Los esposos Helft encomiendan la restauración de la casa a Osvaldo Giesso, introductor del concepto de loft en Argentina y pionero del renacimiento de San Telmo. El arquitecto José María Peña, creador del museo de la Ciudad, director del casco histórico y fundador de la feria de San Telmo permite la construcción de la fachada de estilo colonial, copia de la casa de José Antonio de La Palma y Lobatón, padre de Cornelio Saavedra.
La casa es la sede de la fundación San Telmo entre 1980 y 1993, uno de los centros de arte contemporáneo mayores de Argentina. Durante 14 temporadas, la fundación alberga 97 exposiciones, 680 conciertos y más de 300 otros eventos (presentaciones de libros, muestras de arte, eventos de música clásica y contemporánea, conferencias, cursos, programas culturales para los niños, cinema, eventos privados).
En 2013, la pulpería Quilapán restaura la casa con el respeto de su historia con técnicas tradicionales y el apoyo de los monumentos históricos para las investigaciones y excavaciones. El proyecto intenta volver a los planos originales de la casa del siglo XIX, devolviendo a la manzana su pulmón verde. Durante sus 4 años de restauración se encontró elementos arqueológicos que nos permiten de entender mejor cómo vivían los porteños en el pasado.
Durante su restauración se trataron sus paredes, siempre manteniendo el estilo, corrigieron los pisos, aprovecharon el mobiliario y dejaron que la energía del lugar siguiese viva para recibir a quienes quisieran disfrutar de una comida típica argentina, como “los guisos que hacia la abuela” , quesos criollos, tortas caseras, vino patero elaborado por ellos mismos, humeante pan, cervezas, tragos, picadas y la posibilidad de armar cualquier evento social o familiar para disfrutar del lugar.
Mesas rústicas, mostradores de campo, botellas y damajuanas, y de lo tradicional a lo 
sustentable: un horno de barro contrastan con un horno solar, y el aprovechamiento del agua de lluvia para lavar platos, para los baños y hacer la limpieza general. También, en la terraza cultivan sus plantas de menta para preparar los tragos, algunas aromáticas y hacen compost con la materia orgánica.
Dos salones se acomodan entre objetos antiguos y un patio libera el olor y color de las glicinas en verano, y las ramas secas del invierno, aislando el ruido de la ciudad, como en un edén, entre autopistas y bocinas.
Para los que extrañan la casa de campo, para los que quieren tomar un vino por la tarde después de su trabajo, para almorzar o cenar, desde el mediodía hasta la medianoche y de miércoles a domingos, el lugar esta abierto y los proyectos siguen en marcha. Dos veces al año, el 25 de mayo y el 9 de julio preparan un suculento locro, como menú principal, para festejar las fechas patrias con porciones que alcanzan hasta 500 personas.
Algunos objetos: rollos de pianola, la balanza de la suerte que predice el futuro; un aljibe, el inodoro de Urquiza del Palacio San José, riel de La Porteña, primera locomotora argentina, botellones, damajuanas, lavarropa, heladera y cocinas antiguas, ustensiles de cocina.
La Pulpería Quilapán es un espacio que acerca a los argentinos mediante la interacción entre el productor y el consumidor en constante intercambio de valores sociales, ecológicos y culturales. Se dedica a la defensa del ecosistema, de la identidad social y del patrimonio cultural argentino alrededor de la gastronomía y del artesanía; siendo un espacio de difusión cultural que estimula el desarrollo social y económico de San Telmo.
Quilapán: Nombre propio. Ultimo gran jefe mapuche, discípulo de Calfucura, fiel amigo del rey de la Patagonia Orélie Antoine I. Apasionado por la justicia y la libertad, el lonco Quilapán, arquitecto de la unificación del territorio mapuche, luchó para defender sus tierras y el respeto de las costumbres ancestrales
La casona organiza visitas guiadas a particulares y a colegios, también participa de La Noche de Los Museos.
