El Palacio Barolo, un tributo literario

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La literatura y su simbología plasmadas en los rasgos arquitectónicos lo convierten en una auténtica reliquia urbana.

Imposible que pase inadvertido, el Palacio Barolo es simbología pura. Desde la idea bajo la que fue concebido hasta lo que hoy en día relatan sus propios muros. ¿Qué mejor que remontarnos a sus orígenes para descifrar sus misterios?

La concepción

Luis Barolo fue un productor agropecuario italiano que arribó a la Argentina en 1890. Junto a su coterráneo, el arquitecto Mario Palanti, decidieron dar vida a un ambicioso proyecto, una propiedad exclusivamente para rentas. En su mente, Luis Barolo había ideado un homenaje de grandes dimensiones al poeta Dante Alighieri. Para su construcción fue necesario pedir un permiso especial ya que superaba casi cuatro veces la altura máxima permitida a los edificios de la zona. Fue el primer edificio argentino construido con hormigón armado; las escaleras tienen 1410 peldaños revestidos con mármol de Carrara y están decoradas con herrajes, vitraux, lámparas y molduras. Las paredes y columnas fueron cubiertas por granito.

Su simbología

En 1923 nació este edificio inspirado en La Divina Comedia de Dante Alighieri; construcción cuyos 22 pisos remiten a las 22 estrofas que tiene cada verso. A estos 22 se sumaron dos subsuelos y una cúpula. De esta manera, el edificio alcanzaba una altura de 90 metros. Aún así, faltaban diez metros para llegar a los 100, número que representa la cantidad de cantos totales de la obra, por lo que se agregó un faro giratorio. Claro que el faro no se trató de un simple agregado, sus 300 mil bujías lo hacían visible desde el Uruguay. Tampoco es un detalle menor que, gracias a estos 100 metros alcanzados, el Barolo fuese por 13 años el edificio más alto de la Ciudad de Buenos Aires. Incluso, una fabrica propia lo abastecía de energía. En la década de 1920, esto lo convirtió en lo que hoy llamamos un “edificio inteligente”. La división general del palacio y de la Divina Comedia representan las tres partes de la creación de Alighieri: infierno, purgatorio y cielo.

¿Insuficiente para las miradas atentas y curiosas? El palacio ofrece visitas guiadas, ideales para quienes quieran acceder a sus más nobles secretos y continuar descubriendo este impresionante homenaje, puertas adentro.

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