Femineidad argentina, un molde único

FOTOTECA

Temperamento, sensualidad y delicadeza se fusionan en un prototipo que no pasa inadvertido: la mujer argentina.

El atractivo personal es una cualidad que abarca mucho más que los estándares promedio de belleza física. En referencia al género femenino, no es novedad que cuidar el aspecto contribuye significativamente a resaltar la propia hermosura. Sin embargo, ser linda no alcanza para emanar sensualidad. Ser sensual implica portar un arma poderosa que encandila sin requerir perfección y que deja una estela de misterio al pasar.

A paso firme

Sentido de la elegancia, personalidad, femineidad, carácter y seguridad son algunas de las características que definen a la mujer argentina. En su mayoría, la mujer tiene claro a dónde se dirige y qué cosas no admitiría en su vida, rasgo de inteligencia que suele magnetizar a los hombres. Pone el pecho ante las adversidades y busca soluciones. No le gusta esperar: ejecuta con sus propias manos las tareas pendientes y esa es una de las claves de su éxito. De naturaleza independiente, se las arregla para desarrollar distintas funciones al mismo tiempo. Difícilmente se quede quieta, ya sea en su rol de ama de casa, mamá, profesional o estudiante.

El placer de la coquetería

La argentina adora destacar su imagen, invierte tiempo y dinero en lucir bien. Con un estilo propio, “se produce” para agradarse a sí misma y al resto del mundo, sin caer en la exageración. Le da vital importancia al cabello y se maquilla sutilmente; conoce el equilibrio entre frescura y artificio. Cualquiera sea su versión –hippie, clásica, fashion, alternativa o rocker-, sabe muy bien cómo potenciar sus virtudes y disimular sus flaquezas. Por esta razón, muchas veces se la juzga como frívola; sin embargo, un gran porcentaje combina esta manera de existir con autenticidad, lo cual da resultados realmente explosivos.

Románticas, al fin

En la manera de vincularse con el sexo opuesto se filtran algunas de sus inseguridades. Aunque pretenda demostrar extroversión, en el fondo sigue esperando que la conquisten con pequeños actos de alabanza. Como, por ejemplo, robarles una sonrisa. Mezcla de frontalidad con una pizca de histeria, por instinto les gusta tener el control de la relación una vez establecida.

Extranjeros de paso por Argentina, ya están advertidos: morochas, rubias y pelirrojas de estas tierras sabrán cautivarlos con su sensual y espontánea manera de existir. La que poseen sólo las argentinas.

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