Fontanarrosa junto al humor y la parodia

FOTOTECA

Imperdible humorista, divertido y más profundo de lo que mostraba ser.

“Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: me cagué de risa con tu libro”. Cita trascendente, polémica y humorística como gran parte de la producción que salió de la mano de Fontanarrosa, expresada en inolvidables caricaturas o en atrapantes relatos.

Con simpleza también se puede hacer arte

Fue amante del fútbol, apasionado por las historias y tal vez mal estudiante como él mismo llegó a calificarse. Sin embargo, un observador muy crítico y audaz de la realidad se escondía detrás de esa desfachatez para con el mundo y sus rígidos parámetros, que solía presentar en sus intervenciones públicas una vez alcanzada la fama.
Como todos los escritores o artistas de palabra emergente, le costó consolidarse en un trabajo editorial pero tras un recorrido de intentos plasmó sus personajes Inodoro Pereyra y Boogie, el aceitoso en 1972 con un espacio de redacción en la revista Hortensia de Córdoba.
Un año después integraría junto con otros humoristas nacionales la contratapa del diario Clarín que no abandonaría hasta 2007, cuando afectado por una esclerosis múltiple ya no pudo dominar el trazo de su glorioso lápiz.

Juegos narrativos

Podría definirse la narrativa de Fontanarrosa como la puesta en escena de un juego, uno de los tantos que habrá visto en su amada cancha de Rosario Central. Y esto no significa que todo lo que narrara fuera fútbol, sino que, mediante una táctica al mejor estilo deportivo, armaba un partido de palabras, frases, imágenes y las más graciosas construcciones que jugaban de centrales cuando detrás se metía el gol. Porque tras las más grandes manifestaciones humorísticas y ese aspecto desinteresado por la erudición guardaba una mirada profunda de temas vinculados con la cultura, la historia, la filosofía o las ciencias sociales en general. Gustaba de incluir frases complejas y palabras sorprendentes para dar esa sensación de sapiencia y su diversión más profunda se encontraba en el trabajo detallista con la mentira para lograr que pareciera cierta. Recomendar sólo una de sus historias es una ardua tarea porque son tantas y tan sorprendentes y muchas más las que pueden hacer estallar de risa. Comenzar por 19 de diciembre de 1971 puede ser un buen comienzo y luego el recorrido se armará solo.

Soy Pereyra por mi mama, e Inodoro por mi tata, que era sanitario

Es Inodoro Pereyra el fiel compañero de la trayectoria de Fontanarrosa. Un personaje de tiras cómicas e historietas que nace como parodia de los gauchos. Tal vez no de los gauchos reales dueños de la Pampa sino de aquellos que se propusieron como construcciones literarias, tales como Martín Fierro o demás gauchos creados en tinta y papel. La historia de Inodoro Pereyra ronda la cotidianidad, la soledad y todas aquellas vicisitudes en las que se ve envuelto aquel que pobre vive y que poco tiene para hacer. Su compañero, el perro Mendieta, completa la fábula a través del diálogo que se genera. Cuenta la historia que Mendieta había nacido séptimo hijo varón pero que un eclipse le impidió ser lobizón y que, por lo tanto, se convirtió en un mágico perro hablador.
Mendieta – ¿Y usted cómo se gana la vida?
Inodoro – ¿Ganar? De casualidá estoy sacando un empate.

Sin dudas no fue ganador de premio Nobel, pero ¡Quién no se cagó de risa leyendo uno de sus relatos!

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