Horacio Guarany, notas para que no calles

FOTOTECA

El cantor del pueblo que supo con fuerza y grandeza vocal poner la música y la interpretación por encima de las adversidades.

Antepenúltimo de 14 hijos, Horacio Guarany, nació en el Chaco Santafecino puesto que su padre, hachero, era trasladado según la necesidad de la empresa en la que colaboraba. Y allí, en medio de la naturaleza vio la luz por ver primera Eraclio Catalín Rodriguez, que así lo llamaron sus padres al cantor de los pueblos. 

Fuentes de sus trayectos musicales

De pequeño fue pedido para trabajar como arriero y ese contacto directo con la naturaleza y su forma más pura de expresión no sería nunca abandonada por Guarany quien con su canto ofrecería una mirada amplia y profunda para todos los seres de la Tierra. La música fue una atracción desde niño, sobre todo el canto, y sus primeros rasgueos de guitarra los llevó a cabo de la mano de Santiago Aicardi, quien fue su maestro. También en sus años mozos, se iba vislumbrando su afición a la autoría ya que, según contó, llevaba un cuaderno con letras y cartas que nunca llegarían a destino.

Su querer hacer musical

Las ambiciones de juventud sumadas a las propias dotes musicales, lo llevaron con 18 años a enfrentar la despiadada Buenos Aires. Dentro de ese ambiente cosmopolita pugnó por insertarse con su música pero sus escasos recursos lo llevaban cada vez más abajo. En una anécdota que remite acerca de esa época, relata cómo una vez que por una grave enfermedad tuvo que ser internado en el Hospital Rawson, uno que decía llamarse amigo, le robó las pocas cosas que tenía en su habitación situada en la calle California del Barrio de La Boca.
En su afán por sobrevivir y no morir en el intento, Horacio se sumó como cocinero de navío desconociendo la profesión, pero también fue criador de gallos de riña y un vareador de caballos de carrera. Lo que fuera necesario, sería su tarea aliada en el momento de salir adelante. Pero la música es lo que siempre se hallaba latente, y recién en 1957 tuvo la posibilidad de debutar en Radio Belgrano.

La consolidación de Horacio Guarany

Muchos podrían aducir que el éxito le llegó tarde, sin embargo, su cosecha de esfuerzos y sabiduría musical no tardó en dar los frutos que se merecía. Fue, por ejemplo, uno de los iniciadores del Festival de Cosquín que se originó en 1961. Y sería a partir de ese momento, ese mismo el escenario donde saldrían a la luz su nuevos temas y grandes interpretaciones. Entre los títulos que más resuenan se pueden mencionar “Guitarra de medianoche”, “Milonga para mi perro”, “La guerrillera, “No sé por qué piensas tú”, “Regalito”o “Si se calla el cantor”. Con sus letras de autoría propia, Guarany tuvo que sumirse en el exilio, una vez que habían quemado toda su discografía. A su regreso, en el año 1978, sufrió un ataque de bomba en su domicilio pero aún así persistió de pie aunque haciendo presentaciones solo en el interior del país. 
Amante del vino, fundó lo que llamó el “Templo del Vino” para el disfrute de él y el agasajo de sus amistades.

Horacio Guarany es dueño de una productividad sin limitaciones. Además de compositor, fue autor de novelas como “El loco de la guerra”, “Las cartas del silencio” y “Sapucay” entre otras. Su generosidad lo llevó a ser también un fuerte apoyo para las nuevas generaciones del folcklore, representadas, por ejemplo en Soledad Pastorutti. Y la rueda de su amor por la vida y el arte sigue girando y se reviven sus letras en cada intérprete y en cada todo aliado con la música nacional popular. Porque como él mismo propagó, “si se calla el cantor… calla la vida“.

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