Hoy me tomo un mate con Silvia, proteccionista de animales

FOTOTECA

Vicepresidente de “El Arca Animal del Partido de Mar Chiquita”, ONG protectora de animales.

Múltiples zonas de desprotección para con los animales, miradas de abandono y tristeza irresistibles y un gran corazón dispuesto a la solidaridad a cualquier precio es parte de lo que motivó a Silvia Ferreyra a impulsar la creación de una ONG contra el maltrato animal en todas sus formas. Nace así El arca animal del Partido de Mar Chiquita, para concretar no solo su sueño sino también para rescatar, curar y proteger a todos los animalitos en situación de riesgo.

De cara a una necesidad

Silvia toma el mate, que gustosamente accedió a compartir conmigo, y me cuenta que siempre se sitió involucrada con los animales, desde chica, mirando por la calle a todo el que viera desprotegido o maltratado y viendo cómo podía intervenir sin generar un conflicto con los que se decían dueños. Con el correr del tiempo y la sumatoria de situaciones, se fue dando cuenta de que era necesario dar un marco legal a las acciones que por simple afán proteccionista había comenzado a hacer tanto ella como su prima, Susana, fiel miembro de la organización. Malos tratos y situaciones de riesgo fueron las que pusieron en evidencia la necesidad de que no fuera tan solo la presencia de las arriesgadas almas caritativas la que se enfrentaran con cada caso y, tras profundizar un poco en el tema, descubrieron que había una forma para avalar sus acciones bajo un régimen de procedimientos que había que seguir en cada caso, contemplados bajo la normativa de una ONG.
Como una acción que sería aún más relevante, sentaron en el 2013 su organización en el marco del Partido de Mar Chiquita, situado en la Costa de Buenos Aires, donde no había un equipo de trabajo hasta el momento con las características que ellos iban a otorgarle. Si bien la sede del equipo de trabajo se encuentra en Santa Clara, su acción excede y con creces los límites zonales.

El sentido del Arca Animal

Si bien todo nació con la idea de socorrer perros, luego se dieron cuenta de que su acción podía ir más allá y que sus brazos podrían contener otros animales, es por ello que se les ocurrió Arca Animal, para nombrar al espacio de refugio frente a las clemencias climáticas de las que muchas veces los animalitos son víctima, por descuido o negligencia humana.
Los temas se presentan de una manera constante, se ha corrido de voz a voz y entonces ya espontáneamente los vecinos acuden con problemas“, me cuenta la proteccionista cuando le pregunto el alcance de sus acciones. Entre las anécdotas más significativas, recuerda el rescate de un pingüino por una de las colaboradoras y el caso de una familia que se había olvidado de ocuparse de su mascota. Esa fue una acción de acompañamiento, de recuperación del animal, pero también de educación en el fortalecimiento del vínculo perdido que, según siguen corroborando, se pudo reestablecer.

“Nuestros hermanos menores”

Recuperación, cuidado, salud, vida más digna y un imperante acompañamiento para que no haya animales en contexto de sufrimiento son algunas de las acciones que el equipo que lidera Susana como presidente, realiza a diario en vínculo con veterinarias de la zona de Santa Clara, bomberos, policía y muchos vecinos que fueron sumándose a la acción. Para saber cuál es la manera en que se organizan para las acciones le pregunto sobre el modo en que proceden y Silvia me comenta que “La comisión básica está formada por 12 integrantes entre los que se encuentran los que se dedican a recorrer las calles, los que van y tratan con los vecinos por distintos problemas y los que organizan las castraciones“.
Como El Arca Animal del Partido de Mar Chiquita, existen otras asociaciones que se ocupan de acciones semejantes. Entre ellas se pueden mencionar Voluntarios Zoonosis, Callejeritos de Lomas, Amigos Vagabundos, Campito el Refugio o Refugio San Francisco de Asís. Todos y cada uno, desde su lugar y campo de acción, luchan para que, como me cuenta citando al Papa Francisco, “nuestros hermanos menores” puedan alcanzar su espacio de bienestar que merecen dentro de la sociedad y agrega para que quede claro el móvil de sus acciones: Uno, a veces, no puede sostener la mirada de un perro abandonado“.

Ya no quedaba más agua en la pava y tras pasarle a Silvia el último mate, me fui despidiendo con esa grata sensación de que cuando se quiere hacer algo, siempre hay una manera para concretarlo.

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