Joyas, la forma de la codicia

FOTOTECA

Ya sea con fines ornamentales o estéticos, las joyas son objetos admirados desde los inicios de la civilización.

“Objeto pequeño de metal precioso que sirve para adorno”. Así define el clásico diccionario la palabra “joya”. Curiosamente, una secundaria definición afirma: “Cosa o persona de mucho valor”. De este modo, “joya” no sólo representa un elemento valorado, sino también un genérico de libre aplicación. Bajo esta doble mirada, hay joyas en el sentido objetivo (material) y hay joyas en el sentido subjetivo o simbólico (adjetivo).

Tengo, ¿Luego existo?

Frase típica de un vendedor en la compraventa de autos: “éste vale la pena, es una joyita”. Ejemplo que encaja perfecto para hilvanar los dos rubros considerados “de lujo” actualmente en Argentina: los automóviles de alta gama y las joyas. Tal vez no sean los más determinantes del status económico de una persona o familia, pero así se ve reflejado en la mente del quienes tienen aspiraciones sociales o económicas y de los medios de comunicación social actuales.

Simbología social

En Argentina el uso de la joya estándar en el común de la población suele reservarse para eventos muy significativos o importantes. Sectores con alto poder adquisitivo, en cambio, visten una joya con la misma naturalidad que un buen par de zapatos. Esto genera una contradicción: una joya imponente pendiendo del escote de una mujer, puede ser motivo de atracción o de alejamiento de otro individuo que no tiene acceso a este tipo de bienes.

Vanguardia

El avance tecnológico ha diversificado la oferta de joyas en nuestro país y en el mundo. Ya no se implementa únicamente oro, plata y piedras preciosas. Las leyes del mercado obligan a los fabricantes a posicionarse en una carrera de constante innovación, para abrir la mente del consumidor a nuevas posibilidades. Así, la joyería contemporánea explora y propone giros que la diferencien de la convencional, aportando materiales, diseños y estilos más creativos.

Arte y magia

La joya debe plasmar la fórmula exacta entre material y diseño. Allí subyace su magia, esa que hipnotiza a través de una vidriera de la calle Libertad, polo comercial joyero porteño. Detrás de cada comercio se esconde un artesano que no solamente produce las piezas, sino que les otorga ese “halo” tan especial que las convierte en únicas e irrepetibles. Tal es así, que cuando alguien decide hacer un obsequio de esta índole, se encuentra ante una gran disyuntiva: cómo elegir algo tan personal y no fracasar en el intento. No deberá tan sólo tener “buen ojo”, sino saber leer almas.

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