Las 10 películas cultas argentinas

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¿Intelectuales? ¿Históricas? Llenas de cultura nacional…Tome asiento en la butaca y disfrute de esta selección de películas argentinas.

Tirano si los hay, resulta este escueto muestreo de la industria cinematográfica nacional. Es que con tamaño inventario de filmes argentinos tras las espaldas, la tarea sí que luce complicada. E, incluso, presta a cierta dualidad. ¿Acaso en que películas se le ocurre pensar a usted, parroquiano amigo, si de largometrajes cultos trata la consigna? Habría que comenzar, pues, por delinear de que va el mote de “culto”, este bonito y halagador rótulo. Lo cierto es que, desde aquí, no vamos a quedarnos con la mera referencia a la condición intelectual o ilustrada de tal o cual; sino con el término raíz: cultura. Todo ese rico acervo de costumbres, tradiciones, ideas y conocimientos que nos caracterizan como argentinos. He aquí entonces, una selección de películas de industria argentina que, como se dice, son un “cacho de cultura” nacional. Porque han dejado su huella en la manera de concebir e interpretar el cine, y porque han sabido dar cuenta de lo que somos.

  1. Amalia (1914): qué mejor que comenzar con quien diera el puntapié inicial. Sí, sí. Allá por 1914, Amalia se convirtió en el primer largometraje producido en Argentina. Insonoro aún, este film contó con la dirección de Enrique García Velloso, y la actuación de aficionados actores, miembros de la alta sociedad porteña. Le digo más, esta cinta basada en la homónima novela de José Mármol hizo su estreno en el Teatro Colón, y con fines benéficos. Una pinturita.
  2. Nobleza Gaucha (1915): Humberto Cairo, Eduardo Martínez de la Pera y Ernesto Gunche fueron los padres de esta formidable criatura cinematográfica. Estrenada en 1915, relata la historia de un gaucho que va al rescate de su china, raptada por un estanciero en un palacete de Buenos Aires. Solo que, ni lento ni perezoso, el poderoso raptor se vale de un comisario corrupto para acusar al paisano de cuatrero -ladrón de ganado-. ¿Éxito asegurado? Nada de eso, Nobleza Gaucha fue un rotundo fracaso en su primera aparición; aunque tuvo revancha de la mano de José González Castillo, quien sustituyó la mayor parte de las leyendas del filme (recordemos que el cine era aún insonoro), por fragmentos de los poemas de Martín Fierro y Santos Vega. Y santo remedio: el segundo estreno fue toda una pegada. ¡Si hasta estuvo dos años en cartel! 25 fueron los cines que llegaron a proyectarla en simultáneo, alcanzando también las pantallas grandes España y Brasil. Mire si habrá resultado taquillera que, según se dice, inspiró el nombre a una conocida marca de yerba mate. No era para menos, con los aires pampeanos que el filme transmitía… Eso sí, en un claro ida y vuelta con escenas de la gran capital: la Buenos Aires del Centenario, ufana de sus monumentos, plazas y grandes avenidas (siendo las escenas en exteriores, una rareza para entonces). ¡Ahh, como pasar por alto la escena filmada en el mítico Armenonville! Sin palabras…Aunque aquellas habrían de aparecer, con voz y todo, en 1937, año en que se realizó una versión sonora de este peliculón.
  3. Tango (1933): ¡Que año! El primero del cine sonoro. Y si la industria hollywoodense se valió del jazz para musicalizar sus filmes, lo propio haría la argentina con el 2×4. Aunque no sólo de acordes fue el asunto. “Tango” también recurrió a toda aquella puesta que su nombre evocaba: el arrabal, el conventillo, el cabaret, el malevo y la inocente chiquilina de barrio. Una perla del cine que contó con la actuación de joyas del teatro: Tita Merello, Libertad Lamarque, Azucena Maizani, Luis Sandrini, Pepe Arias… Bajo la dirección de Luis Moglia Barth, y la producción de Ángel Mentasti (fundador de la empresa “Argentina Sono Film”) “Tango” tuvo su estreno el 27 de Abril de 1933, en le cuarta sección (23:10hs) del Real Cine de la calle Esmeralda 425.
  4. Don Segundo Sombra (1969): las andanzas por las pampas argentinas de Fabio Cáceres junto al gaucho Don Segunda Sombra excedieron los límites del papel para llegar a la pantalla grande. Y con un protagonista que no era ningún fulano: Adolfo Güiraldes, sobrino de Ricardo Güiraldes, escritor que diera vida a esta célebre obra de la literatura gauchesca. Estrenada en 1969, y dirigida por Manuel Antín, esta maravillosa historia fue ganadora del Cóndor de Plata, como mejor película, y nominada a la Palma de Oro del Festival de Cannes. Orgullo gaucho y nacional.
  5. La historia oficial (1985): menudo desafío el de Luis Puenzo, director esta película que, allá por 1985, cuando la democracia lucía aún su traje de estreno, colmó con creces toda expectativa previa. Con las actuaciones de Héctor Alterio y Norma Aleandro, el filme se centra en los últimos años de la dictadura militar argentina. Tiempos en los que una profesora de historia comienza a replantearse la “historia oficial”: las sospechas sobre el accionar de su marido en aquellos años oscuros y el encuentro con una Abuela de Plaza de Mayor en búsqueda de su nieta marcan el camino de su revelación. Se trató de la primera realización cinematográfica argentina ganadora del Oscar a mejor película extranjera, y la primera que abordara esta temática, por demás significativa para la historia política y social del país.
  6. El exilio de Gardel (1986): Un año después del estreno la Historia Oficial, quien puso sobre el tapete, o a flor de pantalla, las secuelas de la dictadura militar fue Pino Solanas, creador de El exilio de Gardel: coproducción argentina-francesa que narra el modo en que un grupo de exiliados sobrevive en París a pura nostalgia, intentando calmar su añoranza hacia el 2×4 a través del montaje de un musical. Con acordes de Astor Piazzolla y todo, este filme ha sabido brillar por su particular estética.
  7. La Noche de los lápices (1986): otra creación más referente a los tiempos dictatoriales, aunque inspirada en hechos estrictamente reales. Dirigida por Héctor Olivera, La Noche de Los Lápices recrea el episodio que vivieran siete estudiantes de la Ciudad de La Plata, secuestrados por las protestas que encabezaran ante el aumento del boleto estudiantil. El único sobreviviente del grupo ha sido el encargado de dar voz al relato de un suceso tristemente inolvidable para la sociedad toda.
  8. El lado oscuro del corazón (1992): los convencionalismos poco han tenido que ver con el cineasta Eliseo Subiela, y El lado oscuro del corazón no ha estado exento de ello. Un filme de profundo significado que relata la historia de un treintañero poeta, sobreviviente de la poesía mientras recorre Buenos Aires en busca de la mujer de sus sueños. Un filme romántico, sí; aunque nada parecido a cualquier típica historia rosa: la poesía del uruguayo Mario Benedetti abunda al punto tal de constituir prácticamente el entero guión de la película. Aquella que ha sido ganarse el mote de “surrealista”.
  9. Pizza, birra, faso (1998): polémica, brutal, aplaudidísima. Una apuesta que rompió todos los pronósticos (su enorme calidad ha sido inversamente proporcional a su bajo presupuesto), una ventana a esa parte de la sociedad tantas veces olvidada y/o negada, con su merecido protagónico en el llamado séptimo arte. Escrita y dirigida por Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano, Pizza, birra, faso centra su historia en la vida compartida de cinco adolescentes marginales (el “cordobés”, su mujer embarazada y sus tres amigos), quienes subsisten en Buenos Aires a fuerza de robos; aunque siempre bajo el mando de quien retiene la mayor parte de su botín. Una oscura y desdichada realidad que sólo halla consuelo en la pizza, la cerveza y los cigarrillos…
  10. XXY (2007): la genética metió la cola en este filme de Lucía Puenzo, aquel en el que un ser intersexual de 15 años huye con sus padres de la ciudad para evitar el rechazo social y aprender a convivir con su condición. Una temática tabú plasmada a lo grande, en un siglo XXI aún reacio a ciertas realidades. Ganadora del premio Goya a la mejor película extranjera de habla hispana, entre otros reconocimientos, XXY ha sido una de las más singulares creaciones de una generación de jóvenes cineastas argentinas, de pujante presencia en este arte con tanta historia en nuestro país.

¿Y a usted que le parece, nos ha faltado alguna? Seguro que sí. Tanto como que le habrán dado ganas de revivir alguna de estas grandes historias, o, incluso, vivirlas por primera vez. Y no es para menos…A fin de cuentas, cultos somos todos, porque tenemos cultura. Y que gratos exponentes nos dimos el gustazo de compartirle hoy.

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