Prehistoria que asoma en la ciudad

FOTOTECA

Símbolo de la Era Cenozoica sudamericana, el gliptodonte también ha dejado rastros en la urbe porteña.

Todo trabajo insalubre debería tener, al menos, un lado positivo. O una cuota de factor sorpresa. Esa suerte tuvieron los obreros que, en el año 2000, trabajaban en la extensión de la línea B del subte porteño, a la altura de Av. Triunvirato al 2900, en el barrio porteño Chacarita. El descubrimiento superó toda capacidad de asombro cuando los excavadores encontraron los restos fósiles de un gliptodonte de 2 metros de largo, 800 kilos de peso y 1 millón de años de antigüedad, incrustados a 12 metros bajo tierra. Al año siguiente, paleontólogos argentinos recibieron la grata noticia de un nuevo hallazgo a sólo 50 metros del anterior.

Rastros en territorio argentino

Estas dos apariciones, sumadas a la detectada en la estación de Cabildo y Juramento de la línea subterránea D, aportaron información vital a los expertos respecto a las variables físicas del gliptodonte y sus formas de alimentación. Brindaron en particular, datos relativos a su ubicación geográfica en Argentina. Una vez llegado a estas tierras, este mamífero herbívoro originario de América dejó su huella en la región pampeana y en la Patagonia. Aún se investiga el motivo por el cual hubo alta concentración en los territorios que hoy constituyen la provincia de Buenos Aires.

Glyptodon clavipes

Perteneciente al período del Pleistoceno (sexta época de la Era Cenozoica), este mamífero cuyo nombre latino significa “diente de piedra”, reinó hasta hace 10 mil años y tenía un aspecto muy similar al del diminuto armadillo. Traducido a tamaños prehistóricos; medía entre 2 y 3 metros y pesaba aproximadamente 1,4 toneladas. Su constitución robusta le quitaba agilidad, pero no fuerza. La gran resistencia de su anatomía se basaba en la dureza de un caparazón cubierto por placas óseas de origen dérmico que lo mantenía a resguardo en caso de ser atacado por depredadores -incluso los más feroces-. Por otra parte, su cola puntiaguda le servía como arma de defensa.

Aunque se cree que el armadillo es el rastro viviente que queda del gliptodonte, investigadores estiman que la historia es al revés: la especie habría nacido hace 60 millones de años en su versión animal más pequeña. Afortunadamente, la Paleontología sigue existiendo para develar éste y otros misterios del pasado más inalcanzable.

Abrir chat
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?