Vecinos ilustres: tras las puertas de San Telmo

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Intramuros de su ayer, el barrio de San Telmo esconde la memoria de sus más recordados vecinos. ¡Y a pasitos de la pulpería!

Defensa 1344, barrio de San Telmo. Puede usted pasar cuando guste. Pero… si nos remontáramos un par de siglos atrás, ¿imagina quienes hubieran sido los parroquianos de la Pulpería Quilapán? Viaje con nosotros en el tiempo y conozca a los ilustres vecinos de nuestra casona.

 

Artistas se buscan…y se encuentran

Del más lejano al más cercano, sobre el conocido pasaje Giuffra, y bien cerquita del antiguo Cine Cecil, encontramos la huella de artista cuya vida no fue precisamente de película. Lejos de toda ficción, lo suyo fue el realismo. Más precisamente, el pictórico. ¡Piedra libre a don Ángel Della Valle! Pintor argentino de la Generación del ’80, amante de la temática pampeana y el ámbito rural. ¿Le suena? Nada menos que el autor de la sobresaliente obra “La vuelta del Malón”, allá por 1892. ¿Será que en su casa-atelier del Pasaje Giuffra al 364 fue que concibió buena parte de esta maravilla?

Claro que si de concebir se trata, en la casa de don Esteban de Luca sí que se ha gestado historia de la buena. ¿Lo recuerda? Hombre de alta sensibilidad y valores, Esteban de Luca se puso la patria al hombro para defenderla a fuego y poesía. Su casa de la calle Carlos Calvo fue el “bunker” de numerosos patriotas durante la previa de la Revolución de Mayo; al tiempo que su pluma dio vida a una sin igual criatura musical. Se trató de “Una canción patriótica”, entonada como canción oficial desde 1810 hasta la aprobación del himno de Vicente López y Planes. Eso sí, a pesar de sus habilidades como literato, De Luca no le hacía asco a la pólvora… Y para muestra, un botón: director de la Fábrica de Armas del antiguo Parque de la Artillería (en la actual Plaza Lavalle), don Esteban ya había probado el peligro del fuego cruzado al actuar como subteniente del batallón de Patricios durante las Invasiones Inglesas. Lo que se dice, un todo terreno.

 

Con valentía de mujer

Y si de defender la patria se trata, hubo una vieja conocida de la casa que tampoco que se quedó atrás. ¡Cómo olvidar a la gran Martina de Céspedes! Sí, la extraordinaria pulpera que, durante las mentadas Invasiones Inglesas de 1807, abrió las puertas de su casa y pulpería a soldados sedientos de aguardiente. Todos cuantos, sin prisa y con pausa, fueron cruzando el umbral de la calle Humberto I al 355. Claro que, mientras éstos bebían hasta quebrarse, Martina y sus tres hijas los iban desarmando y aprisionando en el sótano del lugar. ¡Menudo valor el de doña Martina! Y el de su cercana y atemporal vecina…

Corrían los tiempos de Rosas cuando Margarita Oliden decide huir de su casa de Carlos calvo al 319 (sí, sí. A unos metros nomás de la casa de Esteban de Luca… ¡el barrio es un pañuelo!) ¿Motivos? Hija del sargento Oliden, mazorquero al servicio del Restaurador, la pobre no tuvo mejor destino que el de verse envuelta en un matrimonio por conveniencia. El hecho fue que, aun casada con Ciriaco Cuitiño, jefe de la mazorca, decidió seguir a su corazón y escapar junto a su amor, el payador Cruz Cuello, por los túneles subterráneos de la casa. ¡Vaya coraje el suyo! Sí, aunque el conocido final no haya sido feliz.

 

A viva voz

¿Qué si  solo las féminas del barrio han demostrado su valerosa vehemencia? Desde luego que no… Pues, a pincel firme, Carlos Castagnino ha cantado sus buenas verdades. Pichón del gran Spilimbergo, don Carlos bien ha sabido ganarse su mote de “pintor social”. Pues, lejos de ver la vida pasar, este pintor marplatense no tuvo reparos en trasladar las problemáticas de su tiempo a su propio arte. Y su casa-atelier de la calle Balcarce al 1016 mucho ha sabido de ello.

No muy lejos de allí, otro hombre de nulos titubeos ha hecho lo propio en nombre de su tierra. Claro que, a diferencia del arte, lo suyo implicaba interpretaciones unánimes; pues sus mensajes eran concisos y directos. ¡Marca registrada del chispero Domingo French! Nacido en la calle Defensa al 1064, y recordado hombre de mayo junto a su fiel compañero Berutti, este don sí que sabía de qué trataba la historia. De primer cartero de Buenos a brazo armado de la Revolución, el pueblo estuvo a sus órdenes en aquellos tiempos de vigilia patriótica.

 

¿Y ahora que nos dice? ¿Vio la clientela de la que nos habríamos hecho un tiempito atrás? Vecinos ilustres de un barrio ilustre, es la Pulpería Quilapán ese lugar en el que su recuerdo no podía faltar.

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