Vizcacha: veloz, noctámbula y auténticamente nacional

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La vizcacha está en nuestra historia, nuestra literatura, nuestras frases y nuestra mesa.

Veloces, nocturnos y algo ruidosos son estos pequeños roedores miembros de una fauna auténticamente local y que llamamos vizcachas. Si bien son verdaderamente tradicionales, pocos nativos hemos tenido la posibilidad de ver algunas, será porque se esconden, porque gestaron mala fama o porque tal vez viven más firmes en nuestros cuentos y leyendas. Es verdad que son también piezas de caza y su exquisita carne forma parte de las más preciadas conservas.

Su fisonomía

De entre los roedores de la fauna nacional ocupan el puesto n°4 en tamaño y hay una Parque Nacional, “El Palmar” donde aún pueden observase en estado salvaje, si se la persigue. Y en ese andar corrido podrán verse robustas, de cuerpo redondeado, con la cola curvada hacia arriba, corta y bien tupida de pelo. Su color es gris plateado, tirando a un tono pardo, con manchas color crema y algunas ocre; aunque en su cara predominarán el color blanco y negro.

Su hábitat: también un reino literario

Las vizcachas buscan desarrollarse en suelos que sean fáciles de escarbar porque tienen una afanosa tarea basada en la construcción de madrigueras subterráneas. En ellas agrupan todo desecho que van encontrando en el afuera y dan nacimiento a un concepto que trascendió el mundo animal: las vizcacheras. Con ese mismo término, “vizcacheras” hacemos referencia en Argentina, a los lugares llenos de cosas, suciedades y con notable acumulación de desperdicios. Quizá por esa idiosincrasia auténticamente local es que José Hernández utilizó el nombre de este roedor para hacer referencia a un personaje tan famoso (o más) que el propio Martín Fierro en el libro más difundido de nuestra literatura nacional.

Me llevó consigo un viejo
que pronto mostró la hilacha:
dejaba ver por la facha
que era medio cimarrón;
muy renegao, muy ladrón,
y le llamaban Vizcacha
”.

La vuelta de Martín Fierro, Cap. XIV

Presa de manjares

La caza de la vizcacha se basa en persecuciones, aun así, no es un animal que se encuentre en peligro de extinción pero su vida noctámbula fuera de la madriguera puede hacer considerar en ciertos pagos su desaparición. Si bien la convivencia entre humanos y vizcachas suele ser pacífica, cuando se encuentran muy cerca de plantaciones rurales se generan algunos conflictos porque son consumidoras de los cultivos de soja y maíz y no hay tranqueras que impidan su escurridizo acceso. De todos modos la presencia de vizcachas puede ser muy celebrada por quienes aprovechan su excelente carne para el consumo y su cuero para la industria textil. Si no probaste hasta ahora el escabeche de vizcacha, no has tenido contacto con uno de los mayores placeres culinarios existentes.

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