Juan Gabriel Brochero fue un cura gaucho católico, que trabajó con fortaleza en la región de Traslasierra, Córdoba. Cuando el 26 de enero de 1914 fueron despedidos sus restos, se sabía que había terminado sus días casi ciego pero con fuerte convicción de todo un pueblo que lo alababa por haber tenido la capacidad de ver mucho más allá de lo que su realidad le presentaba.
Con los pies en su tiempo y la mirada en el futuro
No tenía nada de extraordinario, abundaban en el Cura Brochero, la sencillez y la mirada gentil y bien podría haberse considerado un héroe de película si se pensaran todos los arrojos con los que se vio vinculado. Nació inmerso en la división que se instaló entre el gobierno y el gauchaje, línea que quedó trazada tras las luchas por la independencia y los años de Rosismo culminados con la Batalla de Caseros. Dentro de ese entorno, por momentos hostiles, creció y fue vinculándose con responsabilidad por las causas sociales. Entre sus luchas se encontraban la búsqueda de proveer a la pobreza material de una riqueza espiritual y conducir hacia la búsqueda de rechazo del honor mundano por sobre el que debía prevalecer la humildad del alma. Podría decirse que José Gabriel Brochero trabajó por dejar no solo consolidados espacios de vida, sino sustentos de formación espiritual para futuras generaciones. Llevaba la palabra de Dios a su gente y su proyecto era acompañar en un desarrollo integral. Un testimonio cuenta que el cura Brochero buscaba al hombre más condenado de la comarca, más borracho y más ladrón y le escribía una notita avisándole que iba a pasar dos días en su casa para decir misa y aprovechar para confesar y predicar. Les decía que estaban todos condenados y que él estaba ahí para salvarlos y utilizaba una estrategia vieja y conocida, les decía que el buen sermón iba a ser el que se diera al día siguiente para mantener viva la atención y la expectativa.
Ejercicios Espirituales como forma de vida
En Córdoba se hizo muy fuerte esta tradición de los Ejercicios Espirituales cuyo mentor fue San Ignacio de Loyola. Los Ejercicios Espirituales consistían en diálogos muy fuertes y profundos con Dios y el cura Brochero buscó que fuera una estrategia para toda la gente. Quería trasladar con ello, la esperanza que se puede depositar en Dios para el tránsito seguro. Y si lo hubiera pensado racionalmente, tal vez ni siquiera lo habría intentado. La apuesta implicaba el traslado de tandas de 200 o 300 personas, 3 días cruzando la Sierra cordobesa, 8 días de Ejercicios Espirituales en pleno recogimiento y espiritualidad y luego otros días de regreso para la hacienda. Sin embargo, no tuvo límites su fe en la realización de su impulso y fue transformando su gente que era predominantemente analfabeta. Llegó así a hablar de Dios a quienes no podrían haber siquiera accedido a leer un párrafo de la Biblia. Su fuerza resultó escandalosa. Aumentaban los adeptos y pensó en armar una Casa de Ejercicios más allá de la Sierra. Las obras comenzaron en Villa del Tránsito y fue una acción de completa transformación para la que todos colaboraban. Quienes no tenían dinero intervenían trabajo.
Su beatificación
El cura Brochero fue beatificado el 14 de septiembre de 2013. Para que la Iglesia Católica trate una beatificación de una personalidad, se debe presentar el testimonio de un milagro que por su intercesión se haya concretado. El caso milagroso de José Gabriel Brochero, tiene como protagonista al joven Nicolás Flores quien el 28 de septiembre del año 2000, con apenas 11 meses de edad, había sufrido un accidente automovilístico a causa del cual pasó por 3 paros cardiorespiratorios, pérdida de masa ósea del cráneo y de masa encefálica. Su padre cuenta cómo en dos ocasiones puso la vida del pequeño en manos del Cura Brochero a través de la oración y cuando finalmente, el niño recuperó la vitalidad, se dejó constatado que no había explicación científica para ello. En Abril del año 2009 se inició la causa en el Vaticano y cuando el Papa Francisco concretó la beatificación del cura, Nicolás expresó que lo sentía como a un amigo.
Antes de la declaración de su venerabilidad, la festividad del Cura Brochero se efectuaba el día de su muerte, sin embargo, por indicación del propio Papa Francisco, las celebraciones de ahí en más se llevaría a cabo el día de su natalicio, el 16 de marzo.