El juego de la oca ya empezó, ia-ia-ó

FOTOTECA

Un entretenimiento de antaño presente en Argentina primeramente en las estancias campestres pero también emblema de la niñez de los 80.

El juego de la oca es un entretenimiento de mesa que reúne a dos o más jugadores en torno a un tablero que da órdenes e indica cómo debe avanzarse y qué pruebas hay que pasar para llegar al centro. Consta de 64 casillas y, dependiendo en la que se caiga, se puede avanzar o hay que retroceder, porque en algunas se hace presente la prenda.

Origen y simbolismo

Cuándo se originó el juego no puede saberse con exactitud y hay algunas versiones encontradas. Una de ellas vincula el tablero con un entretenimiento desarrollado por los griegos durante su asedio a Troya, durante el siglo XIII A.C. Otra de las teorías vincula el juego con una opción más simbólica puesto que podría haber sido creado por los Caballeros Templarios en el Siglo XII DC, teniendo como inspiración el Camino de Santiago. En relación con su significado simbólico debe destacarse esa controversia que presenta al ser un tablero rectangular mientras que el recorrido es circular, sin aristas. No intenta ser un laberinto sino el espacio para un avance armónico, aunque con algunos traspiés. El jardín central donde se encuentran los cisnes se marca con el número 64 de cuya suma se obtiene el 10, número que aloja todos los números y símbolo entonces de la fuerza creadora. La oca, por su parte, se asocia con la Providencia entre muchas otras simbologías semejantes. Es por esto que el juego puede ser visto como un emblema que representa el recorrido para alcanzar armonía y libertad.

Reglas del juego

Se tiran los dados y ellos serán los que decidan cuánto se avanza y quién inicia el juego. El objetivo es llegar al centro que es el Jardín de la Oca y quien primero arribe será el ganador. Lo que a simple vista parece un fácil juego de recorrido, se torna en una entretenida carrera cuando el azar indica, por ejemplo, que hay que perder una vuelta de juego o que se tiene que retroceder varias casillas y no se puede permanecer en primer lugar.

Centro de reunión paisana y juego de niñez

Era muy común y tradicional en las estancias campestres del interior del país y de Buenos Aires en particular, convocar durante las tardes a los parroquianos para disfrutar un encuentro en torno al Juego de la Oca. Aún quedan tableros en esos establecimientos y en algunas pulperías que dan cuenta del paso de los años y de la suma de momentos amenos.
La niñez de los años ’80 también se vinculó de una manera particular con este tipo de juego de mesa capaz de congregar jugadores de distintas edades. Por ese entonces se difundía una canción popular que se cantaba en ronda mientras se hacía un juego con las manos que consistía en dar una palmada que se repetía a lo largo de la ronda para que ganara, finalizada la canción, quien con habilidad pudiera evitar la palmada.

La canción era así:

“El juego de la oca ya empezó
ia ia o
Es muy divertido, sí, sí, sí,
Es muy aburrido no, no, no,
ia ia o.”

Cuál es el vínculo exacto entre el tablero que invita a hacer un recorrido hacia el jardín de las ocas, no se sabe con exactitud. Sin embargo, se piensa que pueden haber sido los creadores, aquellos niños que, aburridos esperando que sus padres terminaran las largas partidas, cantaban en una ronda para pasar también el rato.

¿Te acordás de haber jugado el juego de la oca? ¿Cuáles son tus recuerdos de esas épocas?