Desde una vida inmersa en la alta cultura, Norah Borges, como quiso llamarla su hermano Jorge Luis Borges, vivió dando forma en pinturas a lo que veía a su alrededor hasta tres años antes de abandonar el mundo terrenal en 1998, para persistir eterna en cada obra de arte suya.
Juegos de identidad
Norah Borges recibió este nombre con el que pasó a la historia por inventiva de su hermano. Ella se llamaba en realidad Leonor Fanny Borges Acevedo. Pasó su juventud en Ginebra, donde los juegos con su hermano la dotaron de una creatividad e imaginación que se tradujo en las artes plásticas. Llegados a Buenos Aires en 1921, cuenta su hermano que pasaban horas creando historias de personajes inventados que cobraban vida a través de sus juegos. Así, gracias a las producciones propias y al entorno vanguardista europeo lograron insertarse en la perspectiva ultraísta de la que ambos serían líderes exponentes. Jorge, en la literatura y Norah, en la pintura.
Intervención pública
El vínculo con el Ultraísmo fue base para varias de sus intervenciones públicas. Con una marcada influencia futurista en sus orígenes, el Ultraísmo consistió en un movimiento poético que tuvo la particularidad de incorporar en sus publicaciones artistas plásticos de diferentes vanguardias artísticas. Norah compartió esa convicción poética con el que fue su marido, Guillermo de Torre, y desde ese espacio de pensamiento practicó el activismo político. Lideró un movimiento feminista durante la Segunda Guerra Mundial y su ideología política tenía un neto corte conservador heredado de la familia. Su pasión y defensa del pensamiento fue tal que, cuando Juan Domingo Perón asumió la presidencia en 1948, fuera arrestada y encarcelada por su participación en una manifestación en su contra.
Desarrollo artístico
Con las técnicas de acuarela; óleo, xilografía, grabado, dibujo a tinta y lápiz, acrílico y tapiz, Norah recreó un tipo de arte de índole “feminista”. Puede definirse así porque centró su mirada en las cualidades femeninas; en la idiosincracia del género. Buscó expresar la sensibilidad, el vínculo de las mujeres con el arte y esa sensación de ausencia que la mujer solía sentir ante la espera de algo que la complementara que, generalmente, se relacionaba con el amor. Si bien sus comienzos propagaron miradas de vanguardia, esta tendencia no es la que prevaleció por la mayor parte de su obra. Apeló a la línea clara y figuras planas pero elocuentes. Abundan en su arte las muestras de ejecuciones artísticas, mayormente de instrumentos musicales y sus intervenciones tienen un corte personal, separada de los cánones de la época.
Aunque por momentos su presencia artística pareció ser opacada por las fuertes figuras de su hermano y su marido, Norah Borges dejó una huella indiscutible dentro del recorrido del arte nacional que aún pueden buscarse en las muestras permanentes del Centro Cultural Borges.