Con una anatomía semejante a la de un trompo, pero con un cuerpo exagonal de caras planas, se gira la perinola y ¡El mundo se paraliza! Porque quizá con ese movimiento del azar, se de lugar a un cambio en el universo… Bueno, tal vez no tanto, pero la vida puede compararse con el rodar de una perinola… a veces se toma, a veces se da.
Quién pone las reglas, ¿El jugador o la perinola?
El juego de la perinola se impone como un representante del azar cuyo origen se vincula con el pueblo judío porque dentro de dicha comunidad cuentan con un elemento similar a la perinola pero con cuatro caras en vez de seis, al que juegan con frecuencia en sus fiestas de vigilia. Sin embargo, su ascendiente no puede determinarse con precisión ya que, en otros contextos también se pudo ver el juego de perinola desplegado entre integrantes del ejército de la antigua Roma. Lo cierto es que el objeto perinola trae inscripto en sí mismo las reglas del juego que se mueven entre las siguientes órdenes: PON 1 – PON 2 – TOMA 1 – TOMA 2 – TOMA TODO – TODOS PONEN. Así, con cualquier elemento que sea cuantificable, se crean grupos iguales entre los jugadores que comienzan contribuyendo con algunas de sus fichas a un pozo que será común. Quien gane el juego será el que tenga la mayor cantidad de fichas al final del partido, o lo que es lo mismo, quien le haya caído más en gracia a la caprichosa perinola.
¡A la perinola!
En los momentos de sorpresa o de llegada de lo inesperado, surge esa frase popular “¡A la perinola!” Queda así en evidencia la preeminencia del azar y se ve más clara, entonces, esa vinculación con la divinidad que se le atribuye a esta especie de trompo. En un objeto se encuentra ese poder de decidir quien brinda, quien recibe, quien debe colaborar o quien se engrandece con los dones de otros… La perinola que yo poseo fue un regalo de mi padre, que a su vez pertenecía a mi tatarabuelo, y tiene ese desgaste típico del paso del tiempo y si algo tuve claro fue que había una premisa familiar: nunca pierdas la perinola, quien sabe si no la necesitás para decidir el rumbo de tu vida. En su momento no le presté atención… ahora pienso ¿Mi vida en manos de una perinola? Y sí, me da un poco de miedo.
¿Una filosofía de la perinola?
Giro la perinola y su recorrido dura menos de 20 segundos. Sale, venturosamente, TOMA TODO y así se marca mi destino. La vida muchas veces se juega a la perinola y dependiendo de cuánto se saca o cuánto se pone será el camino que se recorra. Se encuentran en la filosofía de la perinola, también la ambición y la solidaridad. Todo depende entonces de cuántas veces y en qué momentos la hagamos girar.
¿Jugamos a la perinola? ¿Qué te salió a vos?