Considerada en los últimos tiempos como una de las ideas que puede cambiar el mundo, la economía colaborativa tiene ya una trayectoria de más de 10 años dentro de la sociedad pero con el avance de internet y la globalización de la Red, llegó para quedarse a más grande escala. Siempre que se trate de aprovechar recursos y que se comparta la energía que se gasta en varias de las actividades cotidianas que se emprenden se está llevando a cabo una acción de economía colaborativa. Algunas más y otras menos “corporizadas”, desde donar la ropa que ha quedado chica, hasta suscribirse a una ruta de viaje para aprovechar el recorrido de otro hacia determinado fin, todas son acciones que tienden al ahorro y que, por otra parte renuevan el círculo energético.
Origen y consolidación de la economía colaborativa
La crisis, la falta de espacio, la necesidad de cambio hizo que se pusieran en el estrado ciertos circuitos de venta y, por lo tanto, de reutilización, de productos que ya no se usaban o que habían perdido su centro dentro de la vida de uno. El ámbito por excelencia para estos intercambios es desde hace años Ebay a nivel internacional, pero a nivel local existen otros ámbitos como Mercado Libre, Olx o Ala Maula que son sitios también organizados para el mismo fin. Lo cierto que mediados o no por la tecnología la economía colaborativa pudo ir llevándose a cabo, un poco por necesidad y otro poco por conciencia de que el consumo es venerable siempre y cuando se destinara al uso y no a la ostentación de un título de propiedad. Así se promueve la reutilización de materiales a través de los distintos centros de reciclaje, el recupero de la comida no utilizada como impulsan a gran escala los ideólogos de “Proyecto Plato Lleno” o los sitios que se proponen para ofrecer habitaciones en desuso dentro de una casa para alquiler de pasajeros o con fines habitacionales.
Consumo responsable y ahorro económico
Otra tendencia en alza dentro de lo que podría vincularse tanto con el consumo responsable como con el ahorro económico, es el hecho de compartir vehículo al momento de realizar un viaje. Esta acción puede hacerse con sencillez dentro de la propia comunidad, tal como se hacía hace tiempo atrás cuando escaseaban los vehículos y que, por solidaridad se compartían. Hoy lo que escasea es la energía y la solidaridad pude estar dada respecto del medio ambiente al que, con el ahorro, se le aportan más horas de sanidad. Fuera del ámbito local, la tecnología ha permitido llevar la economía colaborativa más lejos y existen ciertas aplicaciones que permiten, por ejemplo, ofrecer y buscar autos para la realización de un viaje por alrededor de Argentina. Es el caso de Tripda, una herramienta que además de congregar viajeros, cuenta con un sistema de calificación para mantener la seguridad de los viajeros.
Ideas simples de economía colaborativa
Siempre se puede hacer algo por el medio ambiente, la sociedad y su bienestar desde el lugar en que uno se encuentre. Por ello, te dejo algunas ideas que podés llegar a implementar para ser vos también parte de esta movida:
- Compartir una gran superficie de comercio para que otra tienda pueda establecerse allí.
- Juntar ropa tuya y de tu entorno y donarla de manera directa a otras familias con niños de menor edad.
- Tener presente una familia cercana a la que llevarle comida que has cocinado de más.
- Compartir tu auto para llevar a otros hacia tu región de trabajo.
- Alquilar alguna de las habitaciones de tu casa que estén sin uso.
- Comparte bicicletas, herramientas, utensilios.
¿Se te ocurre alguna otra forma de participar activamente en la economía colaborativa? Preguntá a tu entorno, no debe ser muy diferente de lo que los barrios vivían en la vereda hace poco más de 80 años atrás.