Y el Clarín, estridente sonó

FOTOTECA

Lo hizo allá por 1945, cuando la noticia se hizo papel para dar origen al diario de mayor tirada del país. La historia de un gigante.

Y a la voz del gran jefe…en la calle irrumpió. ¿Quién fue el alma máter de este reconocido periódico? El abogado, legislador y periodista Roberto Noble; quien comenzó a gestar la idea de un diario propio cuando la década del 30 daba sus últimas hurras, allá por 1900. Para entonces, ya había renunciado a su cargo de Ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires; al tiempo que su visión de negocios hizo que diera el puntapié inicial a su mayor anhelo periodístico.

Amanece que no es poco

Así es como, en 1945, Noble vende gran parte de sus bienes para adquirir bobinas de papel. Claro que, una vez hecha la inversión inicial, había que darle cuerpo al asunto. ¿Por qué no empezar por el nombre? Clarín, aquel que fuera tomado de una revista gremial de viajantes; y por cuyo registro fueron desembolsados nada menos que 5000 pesos. Clarín, aquel que nacería para “despertar a una ciudad dormida”; como solía explicar el propio Noble. ¿Cuándo sonaron las primeras notas? En la madrugada del 24 de agosto de 1945. Fue aquel amanecer quien diera luz a un periódico que abordaría las temáticas sociales del país; con especial foco en la clase media. Por lo que la masividad no era un tema menor para este resonante instrumento periodístico. Y así lo entendió don Roberto, quien supo hacer migas con los canillitas y bien llamados “recorridos”, agentes distribuidores de diarios y revistas en los puntos claves de la ciudad. Los centros urbanos eran la clave del éxito de Clarín, aquellos que lo harían resonar con fuerza. Y así lo hicieron.

Cuando el tamaño importa

Contenido y alcance masivos parecían ser los ases bajo la manga que don Noble sacó a relucir a la hora del gran lanzamiento. Aunque aquello no sería todo. El novedoso estilo tabloide rompió con todos los esquemas en materia de periodismo gráfico. Resultó ser una versión superadora del, hasta entonces, formato sábana que presentaban el resto de los periódicos. Claro que para la acomodada clase porteña aquello no era un problema: con toda comodidad a cuestas nada le costaba desplegar el diario en su escritorio o mesa de desayuno. Pero… ¿y el ajetreado ciudadano que debía leer en la fila de un banco o en la parada de un colectivo? Golazo de media cancha resultó ser, entonces, el nuevo y reducido tamaño propuesto por Clarín. Tal fue la adhesión generada, que hasta unos cuantos diarios londinenses se inclinaron por este ágil y cómodo formato. Aquel que se convirtió en el preferido de los más jóvenes. ¿Qué si la comodidad salía cara? ¡Nada de eso! En Capital Federal y provincia de Buenos Aires Clarín salió a la calle con un valor de 5 centavos, la mitad de lo que costaban sus competidores. Y apenas alcanzaba los 10 centavos en el resto del país. Así, el estridente sonido del Clarín comenzó a hacerse oír en cada rincón del país para cumplir con su lema: brindar “un toque de atención para la solución argentina de los problemas argentinos”. ¡Y primereando a todos los demás! Sí señores, Clarín era el diario que llegaba más temprano a los puestos de venta urbanos.

Re-evolución

Viento en popa iba la historia para don Noble y su gigante criatura. Tan así lo fue que, en 1963, Clarín se alza como el diario de mayor circulación de la Ciudad de Buenos Aires. Para entonces, el gran creador ya contaba con una secretaria privada de lujo: Ernestina Herrera, a quien conoce en 1946 -un año después de la fundación del diario- y convertiría en su esposa allá por 1967. ¡Vaya regalito de bodas ofreció el periódico por aquel entonces! En dicho año, Clarín lanza una revista dominguera en papel ilustración, como ningún otro diario hasta el momento. Sin embargo, poco duró el feliz matrimonio. Roberto Noble fallece en 1969; quedando la dirección en manos de la joven Ernestina (por cierto, 33 años menor que su difunto marido). Sin embargo, la actualidad y las noticias no dieron tiempo los lamentos: el diario comenzó a sumar, para entonces, diversos suplementos de aparición diaria. Y, desde allí, la seguidilla de innovaciones no hallaría fin. En la década del 90 se rediseña el cuerpo principal y el suplemento de los domingos deja su espacio a la Revista Viva. La tinta color llega al diario y se multiplican los suplementos, incluyendo coleccionables y opcionales. Al tiempo que las redes tocan a su puerta para la creación de Clarín on-line.

¿Qué nos queda para el siglo XXI? Apenas mencionar el promedio de 400.000 ejemplares que son expedidos de lunes a sábado; cifra que llega a duplicarse los días domingos. Números más, números menos, la historia y el presente nos revelan una contundente realidad: Clarín es el diario con mayor tirada del país. Y como no se anda con chiquitas, su leitmotiv nos dice que ha dejado de prestar un “toque de atención” para convertirse en “el gran diario argentino”.