El 14 de julio de 1789 marcó un antes y un después en el mundo conocido: con la toma de la Bastilla, ese día se conmemora el inicio a la Revolución Francesa. Pero, además, fue a partir de esta fecha cuando comenzó a crecer la gastronomía gala y se dio el puntapié inicial para la conformación de los que hoy todavía conocemos como restaurantes modernos.
“Siempre se comió bien en Francia, pero después de la Revolución los chefs de la aristocracia se encontraron sin un rey a quien cocinarle y empezaron a abrir sus propios restaurantes o a cocinar en las casas de las familias burguesas”, explica Grégoire Fabre, francés y dueño de Pulpería Quilapán, un curioso espacio en San Telmo.
► En Pulpería Quilapán (Defensa 1344, San Telmo), proponen vivir la Semana de la Gastronomía Francesa con una comida especial y llena de tradición: pot-au-feu, un plato tradicional y típico, compuesto de carne de buey que se cuece en un caldo aromatizado por hortalizas y un bouquet garni. “Es un símbolo de la gastronomía francesa que se acerca de la famosa olla podrida típica de la cocina española del siglo XVII. Es una comida tradicional rústica… bien de pulpería. Como decía Maupassant, ‘¡Ah! ¡Un buen pot-au-feu!’ (¡No conozco nada mejor!)”, explica el dueño de esta pulpería.
