René Goscinny, bancando los trapos

FOTOTECA

Uno de los franceses creadores de Astérix y Obélix no olvidó su pasión más argenta. Porque el fútbol es cosa seria, de acá a la historieta.

¿Acaso las andanzas de Astérix y Obélix merodean aún por los recuerdos de su ayer? No es para menos: este par de galos sí que ha dado la vuelta al mundo. Impresos en millones y millones de ejemplares, y traducidos en un centenar de idiomas, Astérix y Obélix no son dignos de desmemoria. ¿Será que el franchute René Goscinny alcanzó a predecir el suceso de tales creaciones? Quién sabe… El hecho es que, en tren incertezas, la duda que hoy nos compete es otra. ¿Será que Astérix y Obélix son toda una argentinada? ¿Cómo así? Ocurre que el bueno de René Goscinny tuvo su extenso paso por suelo argento. Y a juzgar por sus criaturitas gráficas, aquel no resultó para nada vano.

Señorito porteño

Diecisiete, aquellos fueron los años que René Goscinny pasó en Buenos Aires, ciudad en la que se instaló de jovencito, allá por 1928. Papá Stanislav, un ingeniero químico de origen polaco y residente en Francia –país en el que conoció a mamá Anna–, había sido designado para ocupar un cargo gerencial por estos pagos, de modo que la familia unida se dispuso a cruzar el Atlántico. ¡Todo fuera por el provechoso futuro! Ese que así lo fue: más temprano que tarde, los Goscinny se posicionaron dentro de la acomodada burguesía porteña. René cursó sus estudios en el Liceo Francés y vivió una adolescencia sin privaciones ni mayores preocupaciones. Hasta que papá Stanislav murió y entonces todo pareció quedar patas para arriba. ¿Qué haría Goscinny hijo? René trabajó un tiempo como empleado contable, pero lo suyo no eran los números. Dibujar, lo suyo era dibujar. Y así fue como consiguió un puesto acorde en una agencia de publicidad. Sin embargo, sus días en suelo nacional estaban contados.

El astro Astérix

Corría el año 1945 cuando, por intermediación de un tío, René Goscinny partió a Estados Unidos. Apenas una escala, puesto que un año más tarde regresaría a tu tierra natal: Francia, allí donde lo esperaba el servicio militar. Sin embargo, su pasión fue más fuerte, y acabó siendo ilustrador de su regimiento. Por lo que, cumplido el servicio, ya no habría pausas en su camino por el mundo de la historieta, aquel al que se abocó definitivamente. En 1959, junto su compatriota Alberto Uderzo, publicó en Francia la revista ilustrada “Pilote”. ¡Y bienvenidas fueron las aventuras de Astérix! Un héroe galo del año 50 a.C. que resistía la ocupación romana en suelo francés, desde las propias páginas de Pilote. Y vaya si el debut fue auspicioso, que la revista toda fue conquistada por Astérix y los suyos. Dos años más tarde, Goscinny y Urdezo cosechaban su siembra: las tiradas de Astérix superaban el millón de ejemplares, y el dúo dinámico de la historieta se alzó con una gran presea. Ambos guionistas fueron declarados Caballeros de las Artes y las Letras.

Hasta los lienzos

Si dos eran Goscinny y Uderzo… ¿acaso Astérix podría existir sin un ladero? Las aventuras fueron de “Astérix, el galo”. Sí, pero allí estaba Obélix, firme y contundente, forzudo y guerrero como nadie más. De allí que su personaje fuera creciendo, como crecen las pasiones, hasta perpetuar su recuerdo, como también lo hacen las pasiones claro. ¿Qué si Astérix y Obélix fueron toda una argentinada? Dicen que dicen, Astérix y su troupe bien pudieron alimentarse de las andanzas de nuestro Patouruzú. Bien pudo haberlo hecho el imaginario de Goscinny, durante sus años de juventud en la capital, en la pasional Buenos Aires. Y como las pasiones crecen y no se olvidan, no hay argentinada mayor que la de los pantalones del fortachón Obélix. ¿Por lucir los colores nacionales? ¡No, por lucir los colores de la Academia! Porque pasión como la del fútbol, hay muy pocas. Y la de René Goscinny por el Racing Club de Avellaneda, también.

Los trapos se bancan sí, eso lo sabe todo buen futbolero. Y tanto Obélix como Goscinny lo han hecho a lo grande. ¿Racinguistas ellos? ¡Hasta los lienzos! Y para todo el mundo.