La violencia de género es una lamentable manifestación humana sobre la que las asociaciones protectoras de los Derechos Humanos han puesto la lupa en medio de una sociedad que parece hacer alarde de los malos tratos.
Violencia de género: el concepto
Es una reacción que tiene incidencias físicas y psicológicas sobre determinada persona y la base de esa fuerza radica en la diferencia de género. Partiendo de que puede concebirse un género superior y más fuerte frente a otro inferior y más débil, se generan situaciones que afectan de manera negativa la integridad de las personas. Son las mujeres las que suelen sufrir esta fuerza sobre su persona basada en daños físicos, amenazas, coerción o privación de libertades. No puede delimitarse el ámbito en el que la violencia de género nace puesto que las denuncias parten desde diferentes sectores y todas convergen en el mismo mal: la denigración y descomposición del ser como individuo sustentable.
Un mal que va en aumento
Muy profundo es el estudio que tendría que hacerse para entender por qué ha ido incrementándose la violencia de género no solo a nivel nacional sino también en el mundo entero. Las cifras son impactantes y los testimonios desgarradores de las pocas mujeres que se animan a dar cuenta de su sufrimiento. La modernidad, la tecnología y el alto avance de la sociedad en su conjunto parecen ser insuficientes factores para que las mujeres se atrevan a denunciar condiciones de violencia a causa de la declarada inferioridad de parejas o de su entorno. Muchas veces por la falta de sustento económico y tantas otras por miedo, las padecientes de este flagelo lo soportan en silencio con tal de no asumir las consecuencias que seguramente serán menores al sentimiento de verse la libertad coartada y el cuerpo mancillado.
La legislación que no alcanza
Pese a que en Argentina se avanzó con la sanción de la Ley 26485 que es la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar, y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, la situación no parece verse modificada. Son varios los conflictos sociales que rodean las manifestaciones violentas, sin embargo, nada justifica que se traslade la frustración de otros ámbitos a un ser que pareciera ser incapaz de defenderse o, al menos así, se les hace sentir. Solo queda que realmente la sociedad avance y que se manifieste con una verdadera toma de conciencia, con una Justicia abierta, con una mirada atenta y con la persistente certeza de que nadie puede hacer daño a nadie. En cuestión de género, todos somos iguales.