Sabor y del bueno. Ese que el Api zapallo invita a degustar de paladar en paladar, sin más sazón que la de sus ingredientes en estado puro; tal y como su nombre lo indica. ¿A que nos remite, entonces, el término api? En lengua quechua significa “sin sal”. Aunque, por cierto, su receta no es ninguna sosera. Y bien que así lo saben en los valles tucumanos, allí donde descansan los secretos de este sabroso plato que hoy compartimos con usted.
Un sabor, mucha historia
¿Cuáles son las raíces de la receta del día? Basta echarle un vistazo a la lista de ingredientes para darnos cuenta que hay harina de todos los costales. Sólo que, en este caso, su combinación ha sido más que exitosa. Por un lado, el maíz, el zapallo y el poroto tienen el milenario sello diaguita; mientras que la cebolla, el morrón y demás especias han venido desde altamar, bajo el brazo de la conquista española. ¿Entonces? Gran fusión gran es la que nos propone el Api zapallo, quien no sólo funde ingredientes y sabores sino culturas e historias. Pura tradición culinaria que se ha mantenido viva de boca en boca, de generación en generación, de familia en familia y de cocina en cocina. Sin más recetario que el del propio relato. Y porque lo bueno merece ser contado, desde estas líneas, continuamos con la cadena.
A la cacerola
- Zapallo amarillo (1/2 kilo)
- Choclo en granos (250 gramos)
- Poroto tierno (250 gramos)
- Cebollas (3)
- Pimiento morrón (mediano)
- Agua (1 lito y ½)
- Azafrán y romero (a gusto)
- Queso criollo (a gusto)
- Aceite (en cantidad necesaria)
Colocar el aceite en una cacerola y saltear las cebollas y el morrón bien picados. Agregar el agua e incorporar el zapallo, el choclo y los porotos. Hervir hasta que el zapallo se desintegre y adquiera una textura suave. ¿Tiempo? Se calcula alrededor de una hora y media de cocción en la que se puede agregar más agua aún, caso el zapallo la absorba en demasía. Mientras tanto, condimentar a gusto con azafrán y romero. ¿Sal? Nada de eso. El toque final lo da el queso cortado en cubos, que se agrega al momento de servir.
Ahora ya lo sabe. Prepárese este ancestral plato… ¡y no se olvide de contarlo!