Cacique Quilapán, un guerrero incansable

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El cacique Quilapán era ministro de Araucania y Patagonia y murió en una pulpería.

Tal vez porque su padre le asignó esa misión, o porque sabía desde su nacimiento que la tierra tenía más valor que el dinero en sí mismo, José Santos Quilapán fue un ferviente defensor de su tierra contra los apropiadores blancos que intentaban modificar el hito de frontera para apropiarse del terreno correspondiente a la Araucaria.

Nace el guerrero

Hijo de Juan Mañil Huenu, nace en 1840 en Adenculco, José Santos Quilapán; llamado así por la costumbre mapuche de que los niños llevaran el apellido materno. “Era chico, delgado i blanco (..) En valor igualaba a su padre“, refería el cacique chileno amigo de su padre, Juan Calfucurá. Cuando, rondando los 20 años, su padre agoniza, él y sus hermanos reciben la difícil misión de defender hasta el final su lanza, pedido que se traducía en la urgencia del resguardo del territorio mapuche, amenazado por los huincas chilenos. Para eso, Quilapán será enviado más tarde a estudiar el arte de la guerra en la casa de su primo Calfucurá en Argentina.

El plan en marcha

Con algunas estrategias, pero fundamentalmente provisto de un inmenso valor, Quilapán logra durante diez años sostener la resistencia junto a su gente en la margen del río Malleco. Pero a pesar del vasto ejército, las lanzas y rifles no lograron frenar por completo al profesional ejército chileno. La ayuda llegará con la intervención de su amigo, el abogado Francés Orellie Antoine de Tounens, quien al notar la ausencia de un estado que respaldara el accionar mapuche, contribuyó con su accionar a la conformación de una confederación patagónica. El entusiasmo por la propuesta de Orellie de Tounens fue grande, ya que Quilapán veía en la idea de la fundación de un Estado la clave para la resistencia al intruso chileno.

Nace un estado

Si bien las tierras bajo el control de Quilapán estaban cerradas al ingreso de los huincas, Orellie de Tounens tuvo de inmediato el acceso concedido por José Santos Quilapán y el 17 de noviembre de 1860 se declara el Reinado de Patagonia y de Araucania del cual el francés sería rey. Su nombre real sería Orélie Antoine I y Quilapán, por su parte, sería nombrado ministro de la guerra de su país y de esta manera avanzó un proyecto que nunca hubiera sido necesario si se hubieran respetado los límites territoriales. Gracias a la acción realizada por el rey francés, Araucania alcanzó a formar parte del Derecho Internacional, lo que le permitía a sus habitantes sostener la soberanía sobre sus territorios.

Con la captura de Orélie Antoine I a manos de Cornelio Saavedra, hijo del presidente de la Primera Junta de Gobierno de Buenos Aires, queda trunco el proyecto de la fundación de una ciudad en la Araucania que permitiera el paso hacia Chile. Quilapán seguiría oponiendo una fuerte resistencia a la fuerte ocupación territorial sin descanso.

La fama de Quilapán vista en obras

Son muchos los motivos por los cuales el prestigio y fortaleza de Quilapán no se detendrían jamás. Cuentan que su impronta doblegaba hasta al más fuerte: “Quilapán mando a desafiar una vez al general Pinto a pelear mano a mano. El general tuvo miedo i no quiso“. Por otra parte, su genio era tan increíble que “Los indios de las reducciones pacificas decían de Quilapán: ´Este es brujo, tiene anchimallen (genio maléfico). Por eso no teme a las balas ni al gobierno´“. El cacique siempre actuaba según su conciencia, en la que su padre Mangin siempre estaba presente. No quería que sus mujeres y sus hijos fuesen sirvientes de los blancos y así lo manifestó delante de los demás caciques: “Los abajinos van a ser engañados por el gobierno. Koñoepan i Painemal son como las vacas maneadas, que se dejan sacar la leche sosegadas.” Algunos hombres lloraban. Del pensamiento a la acción y de la acción hacia el pensamiento, así actuaba Quilapán dando una lección con cada gesto y palabra.

La herencia del pueblo Mapuche

José Santos Quilapán muere en 1878 de tabardillo de aguardiente en una pulpería. Aún sin haber logrado la efectivización del estado mapuche, dejó con su impronta, entre los mapuches y en todo pueblo que se precie de tal; la dignidad y el valor que se activa cuando la tierra y la cultura están en riesgo. Con las iniciativas y vanaglorias del cacique, todo el pueblo argentino se debe sentir invitado a ganar su territorio con todo lo que ello implica, sus costumbres, tradiciones y también la valorización de su vida diaria. La lucha de Quilapán se sigue emprendiendo a diario cuando se congregan los pueblos y se activan las calles viviendo lo propio, lo cotidiano y lo auténticamente nacional.

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