Calle Florida, quién te ha pateado y quien te patea

FOTOTECA

La primera calle pavimentada de la ciudad atesora mucho más que adoquines. Pateada como ninguna, Florida hizo camino del andar de su gente.

De norte a sur y de sur a norte, durante el día y al caer la noche. La calle Florida ha sabido de incansable pateadores desde tiempos remotos, tanto como la propia Buenos Aires. ¿Cómo así? Presente en el primer plano urbano que Juan de Garay trazó en 1682, Florida es historia de la buena. ¿Nos acompaña a desandarla?

 

Pionera

De boca en boca, Florida fue adquiriendo diferentes nombres a lo largo de su existencia. Se la conoció como calle “Del Correo”, por la presencia de tal edificio en la esquina de Perú (su calle contigua) e Hipólito Yrigiyen; aunque también fue popularmente bautizada como calle “Del Empedrado”, por ser la primera vía pavimentada de la ciudad. Ocurrió en 1789, y para ello se utilizaron cantos rodados especialmente traídos de Montevideo. Cual alfombra roja, tal pavimentación marcó un camino de ida en la identidad de Florida, quien adquirió su actual nombre 32 años después, en honor a la batalla de Florida, librada contra los realistas en Alto Perú, allá por 1814.

 

Juntos pero no  revueltos

Lugar ineludible para ver y ser visto, ésa era Florida, la calle distinguida de Buenos Aires. Y cómo no…si pasada la epidemia de fiebre amarilla que azotó a la ciudad en 1871, el norte fue el sitio elegido por la elite que huía del sur. Así fue como la Plaza San Martín vio erigir distinguidos palacetes a su alrededor, y con ellos, una destacada concurrencia que, además de frecuentar sus senderos, transitaba por los confines de Florida, situados a los pies de la plaza. Convertida en el paseo de moda, Florida no tardó en abrir sus puertas, o adoquines, al arribo de comercios: boticas, joyerías, sombrerías, mueblerías y demás tiendas que ofrecían el último grito europeo se proliferaron con la misma facilidad con la que lo hicieron los transeúntes…y los carruajes. Sí, sí, Florida fue la única calle compartida por ambos, aunque cada uno tenía su horario, cosa de no generar tumulto sobre la calzada. Sin embargo, para su completa peatonalización faltaba aún largo y tendido: aquella habría de concretarse en 1971.

   

De suceso en suceso

Comparada arrogantemente con la Quinta Avenida de Nueva York, la Champs Elysées parisina o la Oxford Street de Londres, cierto es que Florida tuvo lo suyo: ¡Cómo no mencionar a las inolvidables tiendas Harorrods y Gath y Chaves! Aunque desaparecidas ya, la Galería Güemes y las Galerías Pacífico regalan hoy algo de aquel viejo esplendor del que tanto presumió Buenos Aires…Claro que en Florida no todo fueron tiendas, no, no. Allí vivió nada menos que Mariquita Sánchez de Thompson, nació el Comité de la Juventud que habría de Convertirse en la Unión Cívica Radical, se fundió el Jockey Club, se instaló el primer ascensor de la ciudad…y la lista sigue. Pues el correr de los años habría de darle nuevos aires a su impronta: puestos de flores, diarios y revistas; artistas callejeros, músicos ambulantes. ¿Quién no recuerda al gran Manú Balero y su organito?

 

Extensa como su historia es Florida, como el tiempo que en ella ha transcurrido y aún lo hace, furioso, bajo las suelas de sus caminantes. Más bien vale aminorar la marcha, apaciguar la prisa, rescatar de la interminable Florida, esa cuyo horizonte parece nunca ofrecernos final, su dorada memoria. Ya lo decía Azucena Maizani, en su tango “Pero yo sé”: paseas por Corrientes / paseas por Florida / te das una vida / mejor que un pachá. ¿Y usted?, ¿qué está esperando para lanzarse a caminar?