Conservas: Sabores guardados

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Aporte pintoresco o agasajo a un ser querido, las conservas pertenecen a las más valoradas degustaciones argentinas.

La comida en conserva es una excelente alternativa cuando se busca la perdurabilidad de un alimento, tanto en calidad como en propiedades nutricionales. Toda conserva esconde un cuidadoso proceso de manipulación, elaboración y envasado que deberá garantizar óptimas condiciones sanitarias para evitar el deterioro del producto y repercusiones en la salud. Este particular procesamiento de alimentos posee tres ventajas fundamentales: los aísla de los microorganismos, prolonga su vida útil y permite su consumo en cualquier estación del año. Un marco que brinda seguridad al producto y, por ende, al consumidor; siempre que la conserva se haya preparado con los estándares de calidad e higiene correspondientes.

Popurrí

Gran variedad de productos y materias primas se adaptan a la modalidad de conserva: verduras tales como espinacas, espárragos, morrones asados, pickles, berenjenas y carnes en escabeche (pescado, mariscos, ciervo, pollo, conejo, bondiola); salsa de tomate, dulces, compotas, mermeladas y frutas en almíbar, entre otros. En lata o en frasco, son ideales para comer con pan, directamente sobre el plato o incorporadas a una picada entre quesos y fiambres.

Hecho en casa

Si bien el hipermercado ofrece múltiples opciones, ninguno de los ejemplares expuestos masivamente entre sus góndolas se asemejará a una sola preparación casera. Toda elaboración realizada en casa, tendrá ese “toque especial” de mamá o de la abuela, que por sanos celos culinarios jamás revelarán…

Un medio o un fin

La faceta fascinante de esta actividad es que no se remite únicamente a fines alimenticios. Según quien la realice, se tratará un arte, una terapia espiritual, una descarga emotiva, una práctica para compartir en familia, una demostración de amor, una profunda conexión con los sentidos, o una manera de probar la propia paciencia y poder de entrega.