Difunta Correa, alimento para mitos y devotos

FOTOTECA

Con un gesto absolutamente maternal pasó a la historia de los pueblos como dadora de vida.

Como mito, leyenda o realidad, la historia de la Difunta Correa trasciende el suceso histórico. Se convirtió en una fuente de devoción de quienes confían en su primer milagro de dadora de vida por lo que se le pide que cure otras falencias.

Historia mítica de la Difunta Correa

La historia de la Difunta Correa se inicia por la búsqueda de un hombre. María Antonia Deolinda Correa busca su marido, aliado por la fuerza en la montonera en la provincia de La Rioja. En ese momento se desarrollaban las guerras civiles que tuvieron lugar en 1840 entre Unitarios y Federales. Con un niño apenas nacido, Deolinda caminó sin descanso por el desierto de San Juan hacia donde decían haberse dirigido los soldados. Es una zona muy árida y seca por lo que, cuando se le acabaron las alforjas que llevaba pereció de sed. Sin embargo, la leyenda cuenta que su pequeño logró sobrevivir amamantándose del pecho de su madre ya fallecida hasta que fue rescatado por unos arrieros vecinos de la localidad.
Cuál fue el destino del pequeño poco se sabe, puesto que hay versiones encontradas. Algunas dicen que murió a las pocas horas de hallado y otras que creció junto a unos campesinos. Lo cierto es que este alimento que manaba de un cuerpo sin vida para dar vida a otro ser fue considerado una manifestación milagrosa que trascendió el propio espacio geográfico y la temporalidad.

La devoción a Difunta Correa

Con una cruz situada en lo alto de un cerro en Vallecito Caucete, en la provincia de San Juan, se comenzó la devoción a la Difunta Correa en 1940. Esa primera iniciativa se continuó con más y más devotos.En poco tiempo se generó un pequeño pueblito de altares con ofrendas hacia la Difunta Correa. Se le pedía por beneficios, ayuda y hasta bendición. No es una santa porque su culto no está aceptado por la Iglesia Católica, sin embargo, es fuente de energía y ayuda para muchos de los vecinos. Quienes la visitan sienten que su milagro puede ser el comienzo del suyo propio.

Principales devotos de la Difunta Correa

Primordialmente los arrieros pero también los camioneros fueron los principales difusores del culto a la Difunta Correa. Se fueron creando más altares y en ellos se expone una escultura de la mujer rendida de sed. Es costumbre que los seguidores dejen botellas de agua como un símbolo de cuidado y piedad. Durante la Semana Santa, el día de las Ánimas o el Día de los Camioneros son los momentos de mayor afluencia de adeptos en los altares.

Qué esconden los mitos nadie lo sabe, pero justamente en ese espacio donde no hay lugar para la pregunta sobre la mentira o la verdad es donde se mantienen las tradiciones, donde respiran los pueblos y donde consiguen el aliento para dar cada día un paso más.