El payador que está solo y espera

FOTOTECA

Desde la soledad del campo hasta el patio del conventillo. El payador recitó su mundo a viva voz y sin libreto. Inspiración “inoxidable”.

Si tuviéramos que buscar una acepción “oficial” para definir la figura del payador, tal vez sea la de “cantor repentista” aquella que mejor le cuadre. Sin embargo, la figura de nuestro protagonista excede los límites de todo diccionario. El payador es tradición y raíz, ese entrañable personaje capaz de convertir improvisados versos en un bien culturalque nos reconoce, refleja e identifica. Inspiración e imaginación al servicio de la poesía ¡Que empiece la payada!

De raíz

Algunas versiones sostienen que la palabra payador deriva del “payo”: denominación con que se conoce a los campesinos españoles, posibles creadores esta particular expresión artística. La cual también pudo surgir de los Trovadores de Provenza, quienes gustaban entablar polémicas en versos. Versiones aparte, la mirada apunta al viejo continente a la hora de encontrar la raíz del asunto. Aunque –claro está- la práctica adquirió sus propias formas al desembarcar en América. Sí, se trata de un género que traspasa las fronteras de Argentina: en Uruguay, Chile, Cuba y Brasil la figura del payador ha dicho presente a lo largo de la historia ¿Desde qué preciso momento? Difícil determinarlo con exactitud. Lo cierto es sus cantos -mayoritariamente anónimos- han colmado los aires latinoamericanos desde hace más de tres siglos.

En verso
“Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que al hombre que lo desvela
una pena extraordinaria,
como el ave solitaria
con el cantar se consuela”

El “Martín Fierro” de José Hernández -1872- haría de estos versos un himno representativo del payador, al tiempo la obra en su totalidad enaltecería dicha figura para siempre. Reconocimiento puro para una virtud innata: la de esbozar a viva voz reflexiones que el pensamiento dicta en ese preciso instante; nada menos que el secreto de todo payador. Es que la payada consiste en el canto recitado de una poesía improvisada; con la infaltable compañía de una guitarra y la inspiración que ofrece el mundo cotidiano. El amor, la muerte, el origen de la vida, el hogar…las musas de todo payador. En la inmensidad del campo, contemplando las pampas, en un bar o en el viejo patio de un conventillo.

En compañía

Claro que la historia no terminaría allí. Al aquel cantor solitario le surgió el desafío de otro cantor: el llamado “contrapunto”. Canto a dúo en el que los payadores miden su talento, rapidez, imaginación y hasta picardía para sostener un diálogo improvisado. O bien para salir victorioso de un nada fácil desafío de preguntas y respuestas ¡Si las contiendas podían durar desde horas hasta días! Ahora bien ¿Quién fue el artista que por primera vez tejió con su guitarra este diálogo único? El inolvidable “Negro” Gabino Ezeiza, quien hizo de la “payada” una profesión…y digna de reconocimiento. El 23 de julio se celebra el Día del Payador por la contienda que ese día realizara, en Montevideo, con el gran payador uruguayo Juan Nava.

Inmortales

“Cuando la tarde se inclina
sollozando al occidente,
corre una sombra doliente
sobre la pampa argentina.”

El espíritu de la pampa que vio nacer a Santos Vega se refleja en dichos versos. Recopilados por Rafael Obligado, han sabido inmortalizar a este payador con mayúsculas: el más legendario de todos los tiempos. Aunque aún restarían más “laureles” para nuestra figura protagónica. Atahualpa Yupanqui (del quechua “el que viene de lejanas tierras para decir algo”) fue el seudónimo adoptado por Héctor Roberto Chavero Aramburu: cantante, guitarrista y poeta que inmortalizó las inolvidables obras “Payador perseguido” en 1972 y “Confesiones de un payador” en 1984.

En la pampa y en la ciudad, en solitario o en contienda. Ahora sabemos que el payador es aquel cantor repentista que definen las enciclopedias… y también ese sentimiento irrepetible que regalan al mundo con toda su poesía.

“Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que al hombre que lo desvela
una pena extraordinaria,
como el ave solitaria
con el cantar se consuela”