Tradición argentina por excelencia, el mate es una de las infusiones más populares y simbólicas en nuestro país, así como desconocida en muchos otros. Naturalmente, los ojos del extranjero observan la práctica de su consumo con particular mezcla de admiración y desconfianza. La situación se le presenta como un hábito ajeno, que pocas veces logra descifrar.
El mate está constituido por un recipiente, disponible en infinidad de tamaños, formas y materiales, en el cual se deposita la yerba, atravesada por una bombilla. La preparación se completa con agua caliente en su punto exacto. Puede servirse dulce o amargo; con azúcar, miel, café, cáscara de naranja o de limón, a gusto del consumidor.
¿Una tarea sencilla?
Lograr el mate perfecto implica un ritual que requiere sabiduría y dedicación:
- El agua se calienta en una pava hasta su punto máximo, sin hervir.
- La yerba se vierte dentro del mate, ocupando ¾ partes del mismo.
- Se tapa la boca del mate con una mano y su contenido se agita. La yerba se acomoda de forma tal que quede más baja en uno de los lados, donde se deposita el primer chorrito de agua y luego la bombilla. Echar el agua siempre en este hueco es la clave para que la yerba se renueve y no se lave.
Cebate unos ricos mates…
La palabra “cebar” se aplica al mate de manera exclusiva. Ninguna otra bebida se ceba y el cebador es quien prepara el mate y lo ofrece a cada integrante de la ronda, con la condición de ida y vuelta. En cada grupo suele surgir espontáneamente esta figura que, ante la mirada del otro, hará honor a la mateada gracias a sus habilidades para llevar a cabo este menester.
El sabor de la compañía
La esencia del mate no radica meramente en el placer de su ingesta, sino en su misión de encuentro con el otro. La ronda de mate es una ceremonia que une familias, amigos, compañeros de trabajo e incluso desconocidos. Este brebaje que no conoce horarios ni edades fue creado para ser compartido en un marco de armonía y camaradería. Tal es la clave de su vitalidad y perdurabilidad en cualquier rincón del suelo argentino.