Es frecuente encontrarse con individuos que, a las 5 de la tarde de un denso verano, se inclinan más por un rico jugo que por una cerveza helada. Por ese noble acto se los suele tildar, chistosamente, de abstemios. Situaciones similares se viven en cenas o asados familiares, eventos sociales y salidas nocturnas: “Pero ¿cómo? ¿No querés una copita?”. En su sana elección, muchas veces este tipo de consumidor se siente diferente al resto por no compartir el código de un brindis con vino, cerveza o “Champagne”.
Orgullo frutal
Siempre existirá esa admirable porción de habitantes que siente placer por un simple jugo de naranja exprimido que puede mutar en pomelo, kiwi, frutilla, durazno, ananá o pera, según la ocasión, la estación del año y el lugar donde lo preparen. El sabor es apenas un valor agregado que se desprende naturalmente de una preparación frutal que ya contiene desde su origen determinadas vitaminas y minerales de excelente impacto para la salud. La parte interesante de este proceso es que el organismo actúa como una esponja, absorbiendo instantáneamente los nutrientes durante la ingesta. Por eso, es primordial el consumo inmediato del jugo una vez preparado, a fin de aprovechar al máximo sus propiedades.
Verduras, sí
El jugo casero permite ser flexibles e improvisar a la hora de seleccionar los ingredientes. ¿Qué tal frutilla y naranja? ¿Manzana y kiwi? ¿Y si variamos con unas deliciosas mandarinas? Palabras mayores son el melón y la sandía, frutas con gran porcentaje de agua que, con sólo pisarlas, se adaptan a la cuestión. Pero… ¿por qué limitarse a las frutas? Las verduras también constituyen una opción muy saludable, que le otorga al jugo una funcionalidad diferente, tal vez a modo de aperitivo o para acompañar una comida. Zanahoria y remolacha, tomate y pepino, son combinaciones altamente beneficiosas para el organismo, por su importante aporte vitamínico y nutricional.
Sana rutina
Los jugos naturales, a diferencia de los industrializados, son 100% puros (no poseen colorantes ni conservantes) y ayudan a eliminar toxinas, “limpiando” el organismo sin la intervención de químicos. En tal sentido, es conveniente que su consumo vaya de la mano de un estilo de vida acorde: no cigarrillo, ejercicio, poco café y alimentación balanceada. Y fundamental: ¡un buen descanso!
