Han sido largos años de arduo trabajo y la Pulpería está radiante, como si supiera que sus puertas volverán a abrirse y que por ellas pasarán cientos de curiosos parroquianos. El pozo, las puertas, las murallas de ladrillos, la acomodación de los muebles, la barra, todo está quedando espectacular. ¿Querés saber de qué estoy hablando? Mirá las fotos que preparamos para vos.
Había una vez una casita…
Había una vez una casa colonial en calle Defensa 1344. Era una casona de puertas verdes, con 6 habitaciónes, paredes anchas y travesaños de madera. Tenía además dos patios amplios, un aljibe de mármol y un zaguán en una postrera de hierro forjado. Aquí las tardes eran infinitas- a veces también las noches- por eso sus múltiples inquilinos le dieron diversos usos. Fue conventillo, Casona de notables, tintorería y hasta taller mecánico. Un día caluroso de 2012, un equipo multi cultural apasionada por la historia y las tradiciones de Argentina, se enamoro de la casa. Así, comenzó la restauración. Con gente talentosa, una bolsa llena de ilusiones y mucho trabajo comenzaron investigaciones y excavaciones, entre otras tareas. Después de 3 años, se reabren las puertas de la casona, vestida hoy de Pulpería Quilapán, un puente entre el campo y la ciudad Argentinos.
Todo comenzó en 2012, la casa estaba en malas condiciones, pero eso no fue impedimento. Con los años, la Pulpería fue tomando forma. Por fin el sueño se hacía palpable.
Del pasado, saltamos al presente. En 2015 se afinaron detalles, se le dio una vuelta de tuerca a todo. ¡Bienvenidos a la Pulpería Quilapán! Siéntanse libres de caminar, de respirar, de jugar en este espacio. De volver al campo, de hablar con el pulpero, de contar historias de sus abuelos.
El vaciamiento del pozo fue uno de los puntos altos de este 2015. Ellos sacaban kilos de tierra por día, sin importarles el calor o la lluvia.