Música para mis oídos

FOTOTECA

La música es una manifestación humana muy cálida y trascendental, que une pueblos e impulsa buenos momentos.

El alma de los pueblos, la expresión de una nacionalidad, un puro lenguaje poético. Todo eso y mucho más es la música que llena los corazones de quienes la componen y el alma de quienes la disfrutan.

Identidad y música

Un pueblo entero puede identificarse con la música que lleva adelante y explora, y muchas cualidades de las sociedades se expresan gracias a las tendencias musicales de su entorno. Así, pareciera haber un límite vagamente establecido sobre qué fue primero, si la música o los pueblos. La pregunta es quién dio origen a quién. Lo cierto e indudable es que ambos se vinculan muy cercanamente. Para que una música se asocie con un pueblo tiene que haber algún tipo de identificación y acá, en Argentina, conviven dos ritmos musicales que, aunque la leyenda dice que alguna vez estuvieron en disputa, hoy sabemos que se pueden disfrutar ambos sin riña alguna.

En las provincias: el folclore

Gato, Zamba, Escondido, Vidalitas e innumerables formas musicales que suelen acompañarse con baile son características tonalidades de los pueblos argentinos. La danza siempre acompaña la música como una expresión lógica del cuerpo que, ante las pulsiones rítmicas, se incita al movimiento. Y así, música y baile folclóricos expresan cortesía, amabilidad, respeto pero también una absoluta y rotunda sensualidad. La música en general y el folclore en particular es también un punto de unión. ¿Cuántas veces para amenizar un encuentro, para alejar los malos momentos o para invitar a una distracción agradable se congrega a un evento musical? Quien no haya alejado una tristeza con notas musicales no sabe qué se siente al poder sonreír aunque la preocupación se mantenga. Sin embargo, la única expresión musical de Argentina no es el folclore.

En Buenos Aires: el tango

No como un enfrentamiento pero sí como una clara distinción de la gracilidad y aparente inocencia que tiene folclore, en el Buenos Aires porteño se impone el tango. La musicalidad sencilla se transforma en desafío y en audaz expresión. El tango conjuga música y letra. Tonos agudos y graves enlazados como el fuelle del bandoneón que les da vida. Es la música de la nostalgia, del arrabal y de los espíritus que dejan su corazón latir al ritmo de los compases. Violín, bandoneón, piano o violoncelo; guitarra, flauta, pandereta o charango; cualquiera sea el medio, todos son vehículos para la expresión más natural de un pueblo que tiene algo que decir y que elige la música para hacerse oír.