En una casona colonial, típica de San Telmo, abrió sus puertas la Pulpería Quilapán. Historia, cultura, arqueología, gastronomía confluyen para hacer del lugar un espacio único y particular.
Por Gabriela Sharpe
La charla, clásica en cualquier café, en este pasa a un segundo lugar, hay tanto para mirar y deleitarse que uno queda con la boca abierta, durante un largo rato. Luego la conversación gira alrededor del descubrimiento, que uno va haciendo, de objetos antiguos, algunos muy antiguos.
Antes de convertirse en pulpería, fue una tintorería, un taller mecánico, un conventillo, la Fundación San Telmo, una milonga,, la galería de arte de Roberto Martín y por último el taller de teatro de Víctor Laplace.
Sus paredes son anchas -una de ellas data del año 1750-, travesaños de madera, tiene dos patios, un aljibe de mármol. un zaguán en una postrera de hierro forjado y un horno de barro donde se cocinan unas empanadas dignas de ser degustadas.
Como toda casa vieja está llena de secretos. Uno de ellos es el aljibe. Y así lo cuenta el francés Grégoire Fabre, uno de los dueños:
“Fuimos al edificio de AySA y pedimos los planos, en ellos aparecía un aljibe” que a simple vista no se veía. Este pozo estaba escondido debajo de una glicina muy grande. “Transplantamos el árbol al jardín del fondo y apareció una estructura que fue oculta durante 100 años. Fue tapado cuando apareció el sistema de agua corriente en la Ciudad. Fue rellenado con basura”
De estos residuos los arqueólogos rescataron objetos del siglo XVIII, como fragmentos de cerámica inglesa; de vajilla de loza; boquillas de tabaco importadas de Francia; una moneda falsa con la cara de Carlos IV; mangos de cuchillos hechos en hueso, entre otros. Todos ellos se exhiben actualmente en la pulpería.
El parroquiano (así son llamados en este lugar los clientes) puede saborear un café con leche en una casona típica del campo de la provincia de Buenos Aires,mientras observa a su alrededor heladeras Siam, un estanque con peces y plantas acuáticas, lucecitas de colores decoran los patios, al mejor estilo club de barrio en época de carnaval, juegos de mesas, además de un metegol y un sapo.
Ubicada en Defensa 1344 la pulpería es, entre otras cosas, un almacén de vinos, una tienda de ramos generales, de venta de artesanías, un comedor, salón de baile.
Lo más importante: con precios accesibles. La cuenta la traen en una plancha antiquisima, de esas bien pesadas.