Quilapán: una eco-pulpería del siglo XXI

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Green Vivant te recomienda una joya de la sustentabilidad desconocida para el circuito Green: Quilapán, una eco-pulpería del siglo XXI.

Del 11 al 19 de julio, en el marco de Cuisine et liberté, festejos de la Revolución francesa, es posible disfrutar de menús, visitas guiadas y ofertas especiales en distintos lugares de la comunidad gala en Buenos Aires. Entre ellos, Green Vivant te recomienda una joya de la sustentabilidad desconocida para el circuito Green: Quilapán. Una eco-pulpería del siglo XXI, con lo más entrañable de las antiguas costumbres y lo más valioso de los nuevos hábitos en materia ecológica y responsable. Acá te contamos por qué.

Entre la plaza Dorrego y el Parque Lezama, una casona antigua con fachada colonial blanca alberga la Pulpería Quilapán. Un Bar, Almacén y Club Social que abrió sus puertas a principios de año, con un noble y simple propósito: dar a conocer lo mejor que se produce en la Argentina. Y lo mejor es, casi siempre, sustentable. La restauración del edificio tardó 4 años, en los cuales participó un equipo de arqueólogos. Entre otras cosas, se encontraron un aljibe, dos pozos de basura, una pared de 1720, un soldadito de plomo, una moneda antigua trucha, un anillo con una esmeralda y otros tesoros; dentro de la casa hay una vitrina con piezas encontradas, y se organizan visitas guiadas para dar a conocer la rica historia de la casona, como la que podés aprovechar en el marco de Cuisine et Liberté. Este sábado 18, además, habrá un menú francés especial para celebrar el evento.

“Desde el principio pensamos el proyecto con una óptica ecológica, social y cultural. Todo va junto” explican Grégoire y Tatiana, los responsables de la Pulpería. “Queremos ser un puente entre el campo y la ciudad y aprovechar de manera inteligente los recursos que nos da la casa. No queremos simplemente parecer verdes: queremos probar, intentar, experimentar soluciones accesibles que permitan el anclaje de la pulpería en una dinámica respetuosa del medio ambiente y ser un ejemplo para los productores que acompañamos.”

Un red de productores locales con productos saludables

La Pulpería Quilapán cuenta con una lista extensa de productos que forman parte de su almacén de ramos generales. Desde la escoba misionera en botellas de PET reciclada hasta el escabeche puntano de vizcacha, pasando por licores artesanales del valle de Traslasierra de Córdoba. Esta lista se amplía día a día con nuevos productores y nuevas historias que forman parte de una investigación minuciosa y exhaustiva. ¿Pero, a qué apunta la selección pulpera? Todos los productos seleccionados, además de ser exquisitos, tienen un valor ecológico, social y/o cultural. Cumplen con normas estrictas de calidad, y tienen historias para contar. Para los productores, tanto la casona de la pulpería como su página web funcionan como vitrina, en cuanto dan a conocer sus productos.

Intervenciones eco-sustentable que funcionan

Techo verde

La mayor parte de la casa cuenta con sus techos originales con durmientes de quebracho y ladrillo. Pero en el fondo del predio, el techo original había sido reemplazado por una losa de hormigón por los dueños previos. Se decidió aprovechar esta estructura de unos 40 m2 para armar un techo vivo. Se corrigió el pendiente de la losa, se superpusieron capas de piedra molida y de tierra, y se plantó pasto, junto a una selección de plantas autóctonas. Este microsistema dentro la ciudad tardó poco en convertirse en el lugar de encuentro de mariposas, abejas, horneros y otras aves que no se habían visto en la casona hasta entonces. Y la oficina debajo se mantiene a una temperatura constante todo el año, siendo el lugar más fresco de la casa durante los días calurosos del verano.

Chacra urbana y huerta

La pulpería cuenta con 4 gallinas y 4 conejos que viven en el techo verde. Contribuyen en el reciclado de los desechos que produce la cocina, comiendo todos los restos de pan, y todas las peladuras de frutas y verduras. El casero también tiene una colección de macetas con plantas aromáticas que sirven a la elaboración de nuestros platos criollos.

Recuperación de agua de lluvia

En el patio delantero de la casona se encontró un aljibe que hubiera sido condenado en 1871, año de la terrible epidemia de fiebre amarilla que afectó particularmente San Telmo. Este tipo de estructura era poco común en Buenos Aires, y su presencia es la prueba que la casona era de una familia adinerada. Servía para juntar el agua de lluvia de todos los techos de la casa, mediante una red de canaletas que se juntan por debajo del piso del patio, en esta estructura en forma de botella. Junto a un equipo de arqueólogos, se vació el aljibe. Tiene un diámetro de 2,5 metros de ancho y una profundidad de 7 metros. Un proceso muy largo, dado que la tierra que contenía se tuvo que sacar balde por balde y tamizar meticulosamente. Ahí es donde se encontraron muchas de la joyas que hoy en día se pueden apreciar en la vitrina del museo. Se restauró toda la red de canaletas originales, incorporando una bomba en el fondo del aljibe conectada a un tanque independiente en el techo de la pulpería. Este tanque de agua de lluvia es el que alimenta todos los inodoros, las canillas de servicio y el sistema de riego automático del jardín. No utilizan agua de la red para los baños y las plantas sino exclusivamente agua de lluvia gracias a este sistema.

Termotanque solar

En el techo de la casona, en el lugar más soleado del predio, se instaló un aparato cuyo costo es de $6000 y prodiga agua caliente todo el año. Toda elagua caliente de la casa, cocina incluida, se obtiene entonces gracias al sol.

Agua de napa

Después de un intensa búsqueda en el fondo del jardín consiguieron la buena noticia: llegaron a la segunda napa de Buenos Aires, a 62 metros de profundidad. Instalaron una bomba y confirmaron mediante análisis del agua que es perfectamente tomable y de calidad mineral superior al agua de canilla. Con ella alimentan una pecera de 4 metros de largo, donde tenemos una cría de peces autóctonos.

Biodigestor

Hay una cisterna enterrada en el jardín del fondo de la casona. ¿Su función? Juntar todos los desechos de los baños de la casa, filtrarlos y mandar a la red de cloacas solamente su parte líquida. La parte sólida se queda y después de un proceso de bio-digestión, se convierte en abono. Una tierra negra, perfecta para la huerta y la chacra urbana.

Generador eólico

Sobre el techo instalaron un generador eléctrico eólico que alimenta en 12V una toma ubicada a la izquierda de la puerta de entrada. Permite a la gente que espera el colectivo 29 recargar su celular.

¿Qué pensás de este espacio y su proyecto de sustentabilidad? Nosotros lo encontramos redondo por donde se lo mire. Como dicen Gregoire y Tatiana, sus creadores: “Un producto no puede ser bueno sin cultura. La cultura no puede existir sin las relaciones humanas. El humano no puede existir sin el respecto de la naturaleza. La ecología, lo social y la cultura son un circulo virtuoso.”

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