Maximiliano Vulcano, con 21 años, vivió con marcada emoción el martes pasado su primer día de trabajo en una mítica pulpería en San Telmo, uno de los barrios con más historia y calles que respiran tradición de la ciudad de Buenos Aires. Hace muchos años soñaba con poder trabajar en gastronomía. Esta semana, el joven, que tiene síndrome de Down, cumplió su sueño y dio sus primeros pasos en este nuevo desafío profesional que comenzó en Quilapán, un restaurante sencillo emplazado en una casona de estilo retro, con platos y bebidas tradicionales, museo, mercado, un espacio donde el plato imperdible es la empanada salteña y que ofrece una tentadora olla del día a tan solo $220 y deslumbra por su pintoresco patio con calefacción.
La alegría de su madre, Gabriela Gamallo, es infinita, desborda de orgullo. “Sinceramente me sentí y me siento muy orgullosa de él, de su logro, de su tenacidad y su fortaleza. Maxi, al igual que muchas personas con discapacidad intelectual, ha trabajado mucho desde que nació para desarrollar sus capacidades. Siento que este logro es claramente suyo y de la familia y amigos, que han sido y son el mayor soporte emocional en su vida y por supuesto, también, de todos los profesionales que en estos veintiún años trabajaron con él”, manifestó a Infobae, consultada por el momento en que se enteró la “buena nueva”.
En ese instante, visiblemente emocionada, compartió en su perfil de LinkedIn una publicación, que cuenta con más de 38 mil recomendaciones, fue compartida miles de veces y exhibe muchísimos comentarios que celebran el nuevo empleo de Maxi.
Desde hace mucho tiempo, el joven -ahora flamante mozo- mostró pasión por la gastronomía. “Era chiquito y en los quioscos de diarios siempre elegía llevar una revista de recetas en vez de superhéroes, fútbol, o dibujos”, recuerda Gabriela, quien es licenciada en Ciencias de la Educación especializada en actividades terapéuticas-recreativas para personas con discapacidad intelectual y con amplia experiencia en el sector.
Cuando estaba terminando la secundaria -Maxi cursó este ciclo lectivo con proceso de inclusión, es decir, en escuela común- quiso estudiar gastronomía y cursó en el IAG un taller de cocina. En la Universidad Católica Argentina (UCA) hizo un curso de formación para el empleo en el ámbito universitario que es para personas con discapacidad y allí en la materia orientación vocacional, descubrió que quería ser mozo.
“A partir de ese momento se mantuvo firme y seguro de su elección. Esto sin duda también me pone orgullosa porque él logró definir su orientación laboral cuando hay muchos jóvenes de su edad, sin síndrome de Down, que no lo logran”, remarcó a este medio Gamallo.
¿Cómo es Maximiliano? Su madre lo describe como un joven muy responsable, inteligente y dulce. Siempre se distinguió en todos los espacios por los que circuló por su conducta adecuada y sus ganas de aprender y mejorar. Tiene muchas habilidades no solo a nivel intelectual sino también en lo emocional y social. Cada cosa que se propuso en la vida, lo logró y eso me llena de alegría y orgullo. “Me preguntaste si estoy orgullosa de vos… desbordo de felicidad y orgullo al verte crecer y seguir logrando objetivos en pos de tu independencia. Obtuviste el puesto de trabajo de tus sueños y lo hiciste por tus propios medios. Cumpliste todos los pasos de la selección y lo lograste. ¿Cómo no estar orgullosa? ¡Sos lo más! ¡Te admiro, te amo y te recontra felicito hijo”, escribió su madre en la publicación viral.
¿Por qué es importante que cada vez más compañías/empresas contraten a personas con discapacidad e incluyan/aborden políticas inclusivas y accesibles? En diálogo con Infobae, Victoria Chavarini, especialista en gestión de talento de la consultora DPL, encargada de llevar adelante el proceso de reclutamiento de Maxi, comentó: “Las personas con discapacidad (PcD) tienen derecho al trabajo y éste es el principal medio para llevar una vida independiente. Es importante entender que la discapacidad es una condición que no las define. Muchas veces somos nosotros, la sociedad, que a través de barreras físicas y sobre todo actitudinales, no les permitimos participar plenamente”.
“Las empresas que contratan PcD valoran la singularidad de cada persona y gestionan la diversidad para complementar y enriquecer sus equipos de trabajo, decisiones y resultados. Además suelen contar con experiencias de vida que son fuente de resiliencia, flexibilidad, empatía, perseverancia que enriquecen a los equipos brindando talento diverso y creatividad”, añadió.
La profesional, quien es cofundadora de la agrupación CambiandoLaMirada, cuyo propósito es visibilizar a las personas con síndrome de Down/trisomía21 en todos los ámbitos de la vida, especificó: “Las empresas que diseñan políticas inclusivas, realizan ajustes necesarios para implementarlas, y sobre todo derriban prejuicios, valoran la diversidad presente en todos los procesos de gestión de talento, relación con clientes y proveedores. Resultan ser mejores organizaciones para todas las personas y el ecosistema global”.
Por este motivo fue que Victoria Chavarini, Dana Poklepovic y Mercedes Viola, madres profesionales con hijos con discapacidad, se unieron para concientizar sobre diversidad e inclusión, y generar oportunidades laborales en Argentina y la región. Con una metodología que combina RRHH, coaching y diseño de procesos D+I, acompañan a organizaciones en sus procesos hacia culturas inclusivas, desde DPL y 4D Lab.
Según Gamallo, “el paradigma de la exclusión ya fue…es tiempo de aceptar que todos somos diversos. Dejar de pensar en “nosotros y ellos” como si realmente hubiera un grupo que es igual y que “los diferentes” son los demás. Es necesario partir de lo que cada uno es y tiene, ver las diferencias como valor y no como problema. Hay muchas empresas que ya han tomado políticas inclusivas y reportan cantidad de beneficios, no solo porque las personas con discapacidad pueden sumar valor haciendo muy eficientemente el trabajo, sino porque además su inclusión mejora, por ejemplo, el clima laboral de las organizaciones”.
Infobae conversó con Maxi para conocer más sobre su historia y los detalles de su primer día en el trabajo que siempre soñó:
—¿Qué significa para vos la gastronomía?
—La gastronomía es mi pasión. Es lo que más me gusta. También me gusta la música y el fútbol… pero hace muchos años que quiero trabajar en un restaurante.
—¿Cómo fue el proceso de búsqueda de empleo? ¿Cómo te enteraste que quedaste en Quilapan y qué sentiste en ese momento?
—Empecé a buscar trabajo cuando terminé el curso en la UCA, pero justo coincidió con la pandemia. Cuando iba a un restaurante o confitería me acercaba a la caja y pedía la dirección de mail para mandar mi CV pero nunca me llamaron de ningún lado. Hace unas semanas salió un aviso en LinkedIn que pedía ayudante de camarero con discapacidad y mande vía correo electrónico mi CV, me llamaron y me hicieron, desde una consultora, una entrevista por Zoom. Después me hicieron una segunda entrevista presencial en el restaurante y luego otra virtual con una terapeuta ocupacional. Cuando me avisaron que el trabajo era para mi me emocioné mucho y salté de alegría.
—¿Qué tareas realizarás?
—En Quilapán voy a ayudar en todo lo que me digan si tengo que barrer, poner mesas, levantar mesas, armar paneras o atender…lo que me digan…sé que voy a aprender y lo voy a hacer perfecto. Quiero ser un mozo muy bueno y prolijo.
—¿Cómo fue tu primer día de trabajo?
—Me levanté muy temprano porque estaba tan feliz que quería llegar cuanto antes a la Pulpería. Mi jefe es David, que es francés. Entonces aprendí un par de frases en francés para sorprenderlo.
—¿Qué le dirías a otros chicos con síndrome de Down y/o con discapacidad intelectual o física que se encuentran en plena búsqueda laboral?
—Que las personas con síndrome de Down somos como los demás y podemos trabajar muy bien y hacer todo lo que queramos, que hay que pelear por los sueños que aunque nos den un poco más de trabajo o nos lleven más tiempo, lo podemos hacer y muy bien.
—¿Te gustaría tener algún día un restaurante y/o negocio gastronómico?
—Claro, sí, puede ser, pero estoy feliz de ahora poder trabajar y aprender en Quilapan.
Fotos: gentileza Gabriela Gamallo