Rosita Quiroga, la voz del alma

FOTOTECA

Primera artista argentina en realizar una grabación eléctrica, Rosita Quiroga fue el arrabal de su vida hecho tango. Su alma hecha voz.

Arrabalera de pura cepa, esa fue Rosita Quiroga. Y en el mamar de aquel universo orillero es que se hizo de un destino que le era propio: cantante y compositora, fue ella la primera mujer en cantar tangos en radio, aquella en cuya voz hicieron su debut las grabaciones eléctricas. Sí, vaya si Rosita Quiroga fue todo ello. Más tan simplemente por nunca haber dejado de ser lo que siempre había sido. Todo cuanto también por siempre será. Tiempos verbales afuera y sin más rodeos, aquí se la presentamos.

Alma de barrio

De madre bordadora y padre carrero, para Rosita Quiroga fue la humildad el pan de cada día, el escenario de su vida toda; ese arrabal que fue su natal barrio de La Boca y que siempre habría de portar en su esencia, en la de sus creaciones, en su lunfardo y en el canyengue, ese caminar cadencioso de compadrito que tanto caracterizó a su figura. También en el desenfado de su decir, en la gravedad de sus notas reas, aquellas que arrastraba potenciando su sentir. Y cómo no, si desde pebeta la música fue lo suyo. Tanto así que tenía apenas siete años cuando un vecino del barrio le enseñó a tocar la guitarra. Un tal Juan de Dios Filiberto, ¿le suena? Lo cierto es que, quien habría de sonar, sería ella. Si, Rosita, a pura voz, solo su voz. Pues su debut en LOX (Luego Radio Cultura) la convirtió en la primera mujer que cantó tangos en radio, sembrando una popularidad que la conduciría por otros caminos, otros estudios: los de grabación.

A toda electricidad

En 1923, con 27 años, Rosita Quiroga debutó en las grabaciones con “Siempre criolla”. Al año siguiente hizo lo propio con “La tipa”, su primer tango. Y lo cierto es que una grabación siguió a la otra, en la medida en que también se sucedían los éxitos. Rosita Quiroga se convertiría así en una de las cantantes de tango con mayor cantidad de grabaciones en su haber. La segunda, después de la mismísima Libertad Lamarque. De hecho, fue el 1 de marzo de 1926 que, de la mano del sello Víctor, realizó su primer grabación eléctrica, lo que ninguna otra artista argentina hasta entonces. Para dicha ocasión grabó cuatro temas, entre los que se encontró “La musa mistonga”. Composición de Celedonio Flores, fue aquel uno de las 24 canciones que el poeta habría de componer para ella: “Beba”, “Audacia” y “Carta brava” fueron algunas de las más populares.

Lo bueno, si breve, dos veces bueno, habrá pensado Rosita Quiroga. Pues fue discontinuando sus presentaciones hasta apenas salpicarlas en el tiempo. Sin embargo, su amor tras bambalinas seguiría intacto, imperecedero como su talento. Su última grabación fue en 1984, a los 88 años, con el tema “Campaneando mi pasado”. Es que así se decía Rosita: “yo soy más vieja que la Biblia. Tengo la edad que represento y ejerzo.” Ella, toda ella desde su garganta. Fallecida poco después de aquella última grabación, en no quedan dudas, es Rosita Quiroga el eterno presente, el inoxidable regalo de su alma hecha voz.

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