San Lorenzo de Almagro, con el barrio en el corazón

FOTOTECA

Patria futbolera es el ciclón, un San Lorenzo de Almagro a Boedo sin más andar que el camino al gol. Pase y lea esta historia de amor.

Señores, yos soy de un barrio / barrio de corazón. Señores, yo soy de Boedo, y soy hincha del Ciclón. Más clarito échele agua, a esta patria futbolera de bares, plaza, vereda y cordón, por la que marchan los santos a la misa del domingo, en el verde césped bajo una sola religión: San Lorenzo viejo nomás, el nombre de una pasión.

Palabra santa

Calle México 4050, una parroquia y un piberío que vaya si daba pie con bola: “los Forzosos de Almagro”. Siempre ahí, fútbol va, fútbol viene, despuntando las horas y el polvo de la calle, bajo la atenta mirada del padre Lorenzo Massa, quien tras el accidente de uno de ellos contra un tranvía de la línea 27 decidió tomar cartas en el asunto. O más bien dicho, terreno: campo de juego dentro de la propia iglesia, con arcos y todo. ¿A cambio de qué? Asistir a misa los domingos y estudiar catecismo. Y fue trato hecho. La semilla de una pasión más grande, de un club con todas las letras. “San Lorenzo”, en nombre de su fundador, cómo no, el 1 de abril de 1908. Sin embargo, como a don Lorenzo no le convencía mucho que el nombre de un santo estuviera en juego, se lo convenció de que San Lorenzo era al fin un buen homenaje a la célebre batalla independentista de 1813. Y así el padre dio el visto bueno. Fue entonces triple homenaje: al santo, a la batalla y al padre. Y, sí, todos contentos.

Como en casa

¿San Lorenzo a secas? No, san Lorenzo de Almagro. Pero… calle México al 4000. Sí, los planos no cierran, ¿no? ocurre que, para entonces, el barrio de Boedo no existía aún. Así fue como el “gasómetro”, mítico estadio situado en avenida La Plata, así conocido por su parecido exterior con los grandes depósitos de gas de la época, pasó de estar en Almagro a Boedo sin moverse de lugar. Y aquello ocurrió un 11 de junio de 1968, mediante la ordenanza Nº 23.698, bajo la que se creaba el nuevo barrio. ¡Y desde Boedo salió un nuevo campeón! Ya lo dice la canción, aunque lo cierto es que San Lorenzo sabía ya de copas desde hacía mucho antes. Y, a decir verdad, antes que nadie. Pues allá por 1927, el primer campeonato que unificaría a los 34 equipos de la Asociación Argentina y la Asociación Amateur, ya en los albores del profesionalismo (1931) se lo llevó el “cuervo”: sí, en honor a la sotana de los curas por eterno agradecimiento al padre Massa. San Lorenzo gritó campeón nada menos que frente a Boca Juniors, y fue precisamente en dicho año que se empezó a gestionar la compra definitiva de los terrenos del gasómetro (ya inaugurado en 1916), cuyas tribunas y sus gentes darían que hablar y cantar.

A viva voz

“Ole, olé, cada día te quiero más…” Ah, y para más, el popular “ole, ole olá”  a revoleo de camisetas. ¿Y papelitos con la salida del equipo? También. Todo eso fue obra e ingenio de su autoría. Por lo que San Lorenzo puede darse el lujo de chapear como alma máter de buena parte de los cánticos del fútbol nacional. Le digo más, el famoso “cuervo, mi buen amigo…” llegó a ser elegido por el diario Marca de España como el mejor del mundo. Y como si poco fuera, la comunión azulgrana a uno y otro lado del charco, aunque no precisamente con Madrid. Pues vistiendo los colores del Barcelona FC, San Lorenzo se suma a la lista de equipos del mundo que visten la azulgrana. En el caso de San Lorenzo, por inspiración en el azul y rojo del manto de la Virgen María Auxiliadora.

33 son mejores

Hasta que San Lorenzo cantó los 33 a puro gol, haciéndose del campeonato de dicho año (ya en el profesionalismo) y a pura gauchada. Pues nacía entonces un nuevo apodo para el “cuervo”, tras comprar varios jugadores del interior del país: los “gauchos de Boedo”. Aunque más que a pura boleadora, San Lorenzo se abriría cancha a munición gruesa. ¿Te acordás hermano, de los cinco pistoleros? La delantera campeona de 1959: Omar Higinio García, Héctor Facundo, Ruiz, Boggio y Sanfilippo, quien, por cierto, se despachó con 31 goles en 30 partidos. ¡Pavada de promedio! Por lo que, así, enterita, esta delantera supo calzarse la celeste y blanca y hacer de las suyas también en la Selección Argentina. Sin embargo, si hay una formación que todo hincha de San Lorenzo debe saber de memoria, como se fuera el preámbulo de la Constitución Nacional, esa es la de 1946. Sin repetir y sin soplar: Blazina, Vanzini y Basso. Zubieta, Greco y Colombo. Imbellone, Farro, Pontoni, Martino Y Silva. ¿Motivos? Recontra campeona, con 90 goles en 30 partidos. 20 victorias, 6 empates y apenas 4 derrotas. Sí, chapeau.

Vientos de tristeza soplan por Almagro / El progreso a veces nos hace llorar/ Hoy es San Lorenzo que entrega a la historia / Su estadio y las glorias que él supo guardar / El Viejo Gasómetro hoy está en silencio / Vacío por dentro, sin gritos de gol / Soleados domingos, ¿te acordás hermano? / Ravioles temprano que hoy juega el Ciclón / La marea humana que por todos lados / Con paso apurado buscaba el tablón… Y con la nostalgia de un tango, San Lorenzo tuvo que tomar sus petates y dejar su suelo natal para mudarse al Bajo Flores (¿será que habrá regreso?), allí donde, tras doce años sin casa propia, un Nuevo Gasómetro esperaba al fin por más historia, allá por 1993. Y vaya si habría de ser buena, pues lo vería alzar la copa más soñada de todas: la Libertadores de América. Fue en aquel 2014 1-0 a Nacional de Paraguay, y una conquista nunca alcanzada hasta entonces. Porque los gauchos de Boedo y su peregrinar así lo forjaron. Y porque, después de todo, el barrio, así como el fútbol, siempre quedan. San Lorenzo de Almagro, que se vengan las buenas nuevas.

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