Sidra, brindar y arrojar las copas

FOTOTECA

De gran tradición en la Argentina, ha sido “olvidada” por muchos años. Natural y con gran sabor, hoy pide cancha para volver.

En Argentina se consumen alrededor de 80 millones de litros de sidra por año. Lo que coloca a nuestro país en la quinta posición a nivel mundial (detrás del Reino Unido, España, Sudáfrica y Francia). Eso sí, gran parte de dicho consumo se da en las fiestas de fin de año, a modo de brindis. Y -cual hechizo de cenicienta- pasadas las 12 y el choque de copas, todo vuelve a la normalidad. La sidra deja el podio de las bebidas “top” para que la cerveza y el vino entren en acción.

Conociéndote…

La sidra nació cuando se conocieron las bondades de la natural fermentación de frutas. ¿Por qué elegirla? Precisamente por su nobleza. Se elabora con jugo de manzana fermentado, al que algunas empresas adicionan un poco de azúcar y gas carbónico. Eso es todo. Cero artificialidades para esta bebida fresca y de un nivel alcohólico medio. Así, la sidra tiene todo para ganar espacios en las mesas y góndolas: 100% natural, tiene un precio accesible y esgrime ventajas sobre sus competidoras directas. Es más fácil de beber que la cerveza (sabor dulce vs sabor amargo) y más liviana que el vino (un tercio de su alcohol).

Abriendo puertas

En el Alto Valle de Río Negro se produce cerca del 80% del “caldo de sidra” que dispara la elaboración nacional de la bebida. De hecho, la provincia rionegrina ha implementado el “Camino de la Sidra”. La ruta es la excusa perfecta para conocer las chacras y probar la sidra más natural. Visitando agro industrias y emprendimientos de pequeños productores. Se trata de sidras secas, que deben escanciarse (tirarse desde lo alto en el vaso) para que formen burbujas.

Camino a la fama

Las mencionadas manzanas del Alto Valle son materia prima de la Sidra Real, líder en el mercado. Y la gran novedad es su presentación: con botellitas de 330 y 660 cm3 la sidra se “moderniza” y amplía fronteras. Aunque eso no es todo: también se consigue tirada en algunos bares porteños. ¿Más secretos para disfrutar? En vaso grande y con mucho hielo. Esto hace que sea más liviana, menos dulces al paladar y mucho más refrescante. Ideal para agregar un poco de “glam” a las noches veraniegas. Aunque, bien helada, pocos resisten la tentación de atrevérsele al pico… Algo tan tradicional como la propia sidra. Aún en su versión “reloaded”.